Las tórtolas, los parientes más cercanos de las palomas, están representados en nuestra fauna por dos especies claramente diferenciables, la tórtola europea y la tórtola turca. Son aves que emiten sonidos roncos, guturales y que se asemejan a suspiros generados en una garganta de madera.
Al igual que ocurre con las palomas, las tórtolas beben aspirando el agua de forma continua, con la cabeza agachada y el pico sumergido, a diferencia del resto de las aves que tienen que levantar la cabeza e inclinarla hacia atrás para poder tragar el agua.
Residente del Sahel africano
En el año 2015 la tórtola europea (Streptopelia turtur) fue declarada Ave del Año por SEO/BirdLife para poner de relieve la situación de peligro en la que se encuentra. Su nombre proviene de Strepto, que significa collar, pelia, que se traduce por paloma, y el epíteto específico turtur procede del latín y significa tórtola.
Se calcula que hasta dos millones de tórtolas europeas sobrevuelan cada año nuestra península en su largo camino de migración hacia los cuarteles africanos, en donde se refugian de los rigores del invierno. Lo hacen fundamentalmente en la zona occidental del continente, concretamente en Senegal, Gambia, Guinea, Guinea-Bisáu, Burkina Faso y Malí.
Gracias a los sistemas de seguimiento se ha podido saber que estas aves no permanecen en una zona de forma permanente, sino que se desplazan centenares de kilómetros, pero siempre dentro del marco de la franja subsahariana. Su caso es verdaderamente excepcional, al tratarse del único migrante transahariano que es exclusivamente granívoro durante todo el año.
Tórtolas
Las tórtolas son ave monógamas que han servido de inspiración a poetas de todos los tiempos y que simboliza el amor eterno, no en balde el diccionario de la RAE, en su tercera acepción del término tórtola, recoge: «pareja de enamorados». Su tamaño es más pequeño que el de las palomas y se caracteriza por presentar una cabeza gris clara, un halo rojizo en torno a los ojos y unas manchas oscuras en un dorso pardo rojizo. Además, tiene un collar de listas negras y blancas, no completo.
En las últimas décadas esta especie está experimentado un progresivo declive poblacional motivado por varios factores, entre ellos destacan la sequía y el exceso de pastoreo en la zona de invernado, la alteración del hábitat de cría y la presión cinegética durante la migración otoñal.
A la tórtola europea le gustan las dehesas y las campiñas arboladas, a diferencia de su prima la tórtola turca que vive fundamentalmente en las zonas antropófilas, como pueden ser parques, jardines o cebaderos de animales.
Un ave maldita
La tórtola turca es una recién llegada a nuestra fauna, procede de Asia Menor, tal y como su nombre indica, y los primeros ejemplares no fueron vistos en la península Ibérica hasta la década de los sesenta del siglo pasado, momento desde el cual no ha dejado de extenderse.
El nombre científico de la tórtola turca es Streptopelia decaocto, una denominación que hace relación al sonido de su arrullo: «dekaochtó», que se asemeja a la pronunciación griega del número dieciocho (déka, diez, októ, ocho).
Su nombre guarda relación con una leyenda griega que afirma que cuando Jesucristo iba camino del calvario, portando la cruz, un soldado romano se apiadó de él y quiso comprarle un cuenco de leche que valía 18 (dekaochtó) monedas, pero tan solo tenía diecisiete. Por más que rogó y suplicó a la vieja vendedora no hubo manera de que le rebajase el precio. Cuando Jesucristo murió en la cruz la vendedora se transformó en una tórtola turca, estando obligada a repetir toda su vida «dekaochtó». Un arrullo muy diferente al suave bisilábico y repetitivo que caracteriza a la tórtola europea: «tur, tuur, tuuuur…».
La leyenda termina afirmando que si en algún momento el zureo de la tórtola turca se convierte en diecisiete (dekaeptá) la maldición finalizará, pero si, por el contrario, el dieciocho se torna en diecinueve (dekaennéa) significará que el fin del mundo está próximo. En fin… esperemos no tener que oír nunca «dekeaennéa».
Fuente: PEDRO GARGANTILLA / ABC
Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/tortolas-simbolo-amor-maldicion-milenaria-20220902161951-nt.html