Las poblaciones de animales vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) disminuyeron un 69% entre 1970 y 2018 debido a seis amenazas principales: la agricultura, la sobreexplotación de la vida silvestre, la tala de árboles, la contaminación, las especies invasoras y el cambio climático.
Así se desprende del Informe Planeta Vivo 2022, elaborado por WWF y hecho público este jueves en todo el mundo. Este estudio, realizado por 89 autores y que cumple su 14º edición desde que naciera en 1994, analiza las tendencias globales en la biodiversidad y la salud de la Tierra, y es el más completo análisis realizado hasta ahora sobre el estado de la naturaleza.
El informe, de carácter bianual y realizado por WWF en colaboración con la Red de la Huella Global y la Sociedad Zoológica de Londres, examina la evolución poblacional de vertebrados en casi 32.000 poblaciones de 5.230 especies de peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos de todo el planeta.
La conclusión principal es que la abundancia poblacional de especies de vertebrados ha caído una media del 69% desde 1970 a 2018. Latinoamérica registra el mayor declive regional (94%). Y las poblaciones de agua dulce engloban las especies con el principal descenso general en el mundo (83%).
Doble emergencia para los vertebrados
La publicación bienal de WWF y la Sociedad Zoológica de Londres vuelve a incidir en un el mensaje de advertencia de que la Tierra vive actualmente una «doble emergencia» que supone «dos caras de la misma moneda»: la crisis climática y la pérdida de biodiversidad.
Las repercusiones de esta doble crisis mundial se sienten con desplazamientos y muertes provocadas por los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, el aumento de la inseguridad alimentaria, el agotamiento de los suelos, la falta de acceso a agua dulce o el aumento de la expansión de enfermedades zoonóticas. Estos impactos negativos afectan a todas las personas, muy especialmente a las más empobrecidas y marginadas.
Las poblaciones de vertebrados de agua dulce son las que presentan un mayor descenso general en el ámbito mundial, con un 83% entre 1970 y 2018. Un ejemplo es el delfín rosado del río Amazonas, cuya población sufrió una disminución del 65%.
Por otro lado, la mitad de los corales del planeta se ha perdido, con el impacto negativo en cadena que supone, pues albergan a la cuarta parte de todas las especies marinas y dan soporte a una compleja cadena trófica que incluye a los humanos. Y la abundancia mundial de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se ha reducido un 71% en los últimos cincuenta años.
Las causas
Por otro lado, el informe indica que tras este declive poblacional de la vida silvestre están la degradación y pérdida del hábitat, la sobreexplotación de especies, la introducción de especies invasoras, la contaminación, el cambio climático y las enfermedades.
Varios de estos factores influyeron en la caída del 66% de las poblaciones de vida silvestre de África entre 1970 y 2018, así como en la caída general del 55% en Asia-Pacífico. Los cambios en el uso de la tierra son la mayor amenaza para la naturaleza. El Informe sostiene que la doble crisis ambiental se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible, y la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores.
Los 89 autores que participaron en la redacción del texto piden a los responsables políticos que transformen las economías para que los recursos naturales se valoren adecuadamente y dejan claro que no será posible lograr un futuro positivo para la naturaleza sin reconocer y respetar los derechos, la gobernanza y el liderazgo en conservación de los pueblos indígenas y las comunidades locales de todo el mundo.
El informe destaca que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconoció el año pasado que todas las personas tienen el derecho a vivir en un medio ambiente limpio, saludable y sostenible.
Medio ambiente saludable
Para WWF el colapso climático, la pérdida de naturaleza, la contaminación y la pandemia de Covid-19 son crisis de los derechos humanos. En más de 80 países donde se ha reconocido el derecho a un medio ambiente saludable se han conseguido leyes y políticas ambientales más firmes, una mejor implementación y observancia, una mayor participación pública y un mejor rendimiento ambiental.
«Podemos construir un futuro en el que puedan prosperar tanto las personas como la naturaleza. Para ello es imprescindible incluir nuevos enfoques que integren la equidad, la justicia y los efectos del cambio climático y la pérdida de naturaleza, además de cambios sistémicos que aborde la forma en que producimos y consumimos, la tecnología que usamos y nuestros sistemas económicos y financieros. Para impulsar tales cambios hay que dejar de hablar de metas y objetivos para hablar de valores y derechos, tanto en la concepción de políticas como en la vida cotidiana», subraya Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España.
Los líderes mundiales se reunirán en la 15ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD COP15) el próximo mes de diciembre. WWF espera que se comprometan con un convenio similar al Acuerdo de París para el cambio climático que sea capaz de revertir la pérdida de biodiversidad y asegure una naturaleza en positivo para 2030, es decir, que al final de esta década haya más naturaleza que al principio.
Fuente: EL MUNDO
Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2022/10/13/6347ca29fdddff85608b45ab.html