Tal y como postula el primer Principio de la Termodinámica, la energía no se crea ni se destruye, simplemente se transforma. La energía puede transformarse de una forma a otra, como por ejemplo de electricidad a calor o de calor a electricidad. Aunque el que pueda convertirse no significa que sea éste un proceso siempre fácil y tampoco que una de las conversiones será más costoso que la otra. Por ejemplo, la Física indica que 1kWh equivale a 800 Kcal y que 800 Kcal equivalen a 1kWh, aunque ello no implique que en la práctica con 860 Kcal se pueda obtener 1Kwh. De hecho, se obtiene mucho menos. En cambio, con 1 Kwh pueden obtenerse cerca de 860 kcal en la práctica. El rendimiento es un factor fundamental que marca la rentabilidad y eficacia de los diversos tipos de conversión de la energia.
Esta paradoja se debe a que la energía tiene un valor cuantitativo que es su magnitud y otro, cualitativo, denominado entropía. Pasar de una forma de energía de alta calidad o baja entropía a otra de forma de baja calidad o de alta entropía resulta mucho más fácil que la transformación inversa.
La conversión de la energía es un proceso que tiene lugar en la biosfera.
Sin embargo, los seres humanos a lo largo de su historia ha inventado diversos artefactos que posibilitan también la conversión energética. La eficiencia con la que esta transformación se produce está directamente relacionada con la proporción entre su forma final y su forma inicial y también depende de las leyes físicas y químicas que gobiernan la conversión.
Redacción Ambientum