Las aguas residuales son aquellas aguas con impurezas cuya calidad ha sido afectada de forma negativa por la acción de los seres humanos. Proceden de vertidos de diferentes orígenes, principalmente domésticos e industriales, aunque también se usan en la agricultura, comercios, entornos urbanos y en la ganadería.
Las aguas residuales pueden ser llamadas de diferentes formas, también conocidas como aguas cloacales, aguas fecales, aguas negras y aguas servidas. Las aguas grises, las cuales provienen del uso doméstico que hacemos los seres humanos, también pertenecen a la categoría de aguas residuales.
Los seres humanos utilizamos una gran cantidad de agua en nuestra vida cotidiana, ya sea para usos domésticos o industriales. Una vez que ese agua ya ha sido utilizada, se recoge y se conduce a través de la red de alcantarillado hasta que llegan a las EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales), donde es procesada y tratada para su depuración antes de su vertido para devolverla al medio natural en las mejores condiciones posibles.
El agua, nuestro recurso natural más preciado
El agua es el recurso natural más preciado de la Tierra, vital para la existencia de todos los seres vivos que habitan en nuestro planeta. Está compuesta de dos elementos (hidrógeno y oxígeno) donde cada molécula de agua contiene dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno, por eso su fórmula se presenta como H2O.
El agua es el líquido más abundante de la Tierra, cubre tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta. Se distribuye entre la atmósfera, los océanos, las aguas continentales y los casquetes polares. Su papel es esencial como motor de la actividad biológica de nuestro planeta. Así lo demuestra el hecho de que la vida que hoy conocemos se haya iniciado gracias al agua.
Del 3% de agua dulce que hay en la Tierra, un 69% se encuentra congelada en glaciares y polos, un 30% se encuentra en acuíferos subterráneos y menos del 1% es accesible para el consumo de los seres humanos.
¿Cómo se clasifican las aguas residuales?
Según su origen, existen varios tipos de aguas residuales, cuya clasificación se recoge en la directiva europea 91/271 CEE. Este reglamento diferencia tres tipos de aguas residuales:
¿A dónde van las aguas residuales y por qué es importante su tratamiento?
Las EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales) sirven para reducir la contaminación del agua, eliminando todos aquellos elementos -tanto orgánicos como inorgánicos- que contienen para su correcto tratamiento. Su principal objetivo es realizar un uso más sostenible de los recursos hídricos.
El Objetivo 6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos en el año 2015 por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), decreta lo siguiente:
«Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos»
Más de dos tercios de las aguas residuales que hay en la Tierra se vierten al medio ambiente sin un tratamiento adecuado. La mayoría de las personas piensan que tenemos que deshacernos de ellas, pero lo que no saben es que son un recurso muy valioso.
Las aguas contaminadas y no potables ocasionan grandes consecuencias para la naturaleza y los seres humanos. Las aguas que han recibido un adecuado tratamiento ayudan a evitar desastres medioambientales tanto en la fauna como en la flora. Según informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aquellas aguas cuyo saneamiento es deficiente provocan la muerte de 1´5 millones de niños cada año.
Tratarlas de una manera adecuada es de vital importancia para impedir que lleguen a ser perjudiciales para el medio ambiente y para la salud pública. Gracias a un adecuado tratamiento de estas aguas, se eliminarán todos los contaminantes que contienen. Para convertirlas de residuo a recurso, este tipo de aguas se pueden reutilizar para fines industriales, recarga de acuíferos, riego en la agricultura, uso recreativo y zonas urbanas.
Fuente: Redacción Ambientum