Árboles cayendo mientras que bosques frágiles se convierten en tierras de cultivo, es una taquigrafía visual de los costes ambientales que los países exportadores pagan para satisfacer las lucrativas demandas mundiales de alimentos. Sin embargo, un nuevo estudio revela una verdad contradictoria: la importación de alimentos también daña la ecología local.

En Proceedings of the National Academy of Sciences, investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (MSU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, y sus colegas muestran que las decisiones que los agricultores locales deben tomar a medida que los alimentos importados cambian el mercado de cultivos y cómo pueden dañar el medio ambiente. "Lo que es obvio no siempre es toda la verdad –dice el autor principal del artículo, Jianguo "Jack" Liu, director del Centro para la Integración de Sistemas y Sustentabilidad de MSU–. A menos que se examine un mundo de una manera sistémica y holística, se pasarán por alto los costos ambientales".

Los científicos examinan el comercio mundial de soja, una demanda que se ha disparado en China a medida que su población se vuelve más próspera. Para satisfacer la demanda de soja como alimento para animales y productos alimenticios, el mercado de China engulló más del 60 por ciento de la soja exportada en el mundo, gran parte de la que proviene de Brasil, y a un precio que los agricultores chinos no pueden igualar.

La conversión masiva de la selva y el Cerrado de Brasil a tierras de cultivo ha recibido mucha atención, y se han promulgado políticas para mitigar el daño ambiental allí. La conclusión ampliamente aceptada ha sido que los países importadores obtienen beneficios ambientales y desplazan los costos ambientales a la fuente de los alimentos. Este documento muestra que el cambio es en realidad solo un intercambio.

Sorprendente impacto ambiental del comercio agrícola mundial

"Esta investigación demuestra un impacto ambiental sorprendente del comercio agrícola mundial", dice Betsy Von Holle, directora del programa Dinámica de Sistemas Naturales y Humanos Acoplados de la Fundación Nacional de Ciencias, que financió el estudio. "Si el país importador cambia de un cultivo más sostenible, como la soja, a uno que necesita más agua y nutrientes, como el maíz, la contaminación con nitrógeno resultante puede dañar el medio ambiente del país importador", añade.

El equipo de investigación analizó más de 160 estudios en seis continentes sobre el nitrógeno que queda en el suelo después de cosechar un cultivo y observó el cambio de nitrógeno que provocó que los principales países como Vietnam y Japón importen soja de los dos mayores productores y exportadores de soja del mundo, Brasil y Estados Unidos.

El grupo también realizó un estudio intensivo del suelo en las tierras agrícolas de mayor producción en el noreste de China. Descubrieron que el mayor aumento de la contaminación por nitrógeno estaba en los campos que se habían convertido de soja a arrozales, seguido de los campos de maíz. El comercio de soja ofrece solo un ejemplo de los impactos ambientales inesperados del comercio mundial de alimentos, y un aviso de que las negociaciones de acuerdos comerciales necesitan información completa, señala el documento.

Por ejemplo, los campos de maíz que alguna vez estuvieron en México y América del Sur ahora cultivan hortalizas y demandan más aporte de nitrógeno, gracias a la entrada de maíz estadounidense barato. Y el nitrógeno no es el único cambio. Las decisiones de cultivos impulsadas por los mercados globales también pueden incrementar las demandas de suministro de agua.



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