Producción de arroz
El cultivo del arroz es una de las actividades económicas prioritarias en el Delta del Ebro. El 65% de su superficie está destinada a la agricultura intensiva de este cereal, conformando el paisaje propio de la zona que sirve de hábitat para numerosas aves migratorias y ofrece un atractivo turístico único.
La subida del nivel del mar a causa del calentamiento global pone en una situación de vulnerabilidad el Delta, debido a la poca elevación del terreno, al hundimiento natural y a la disminución de la entrada de sedimentos. El incremento del nivel del mar induce a la inundación costera y a la salinización del suelo. El aumento de la concentración de sal del suelo, afecta directamente a la producción de arroz, provocando pérdidas cada vez mayores en las cosechas.
Por sus características, el Delta del Ebro puede servir de referencia para otras zonas deltaicas sobre cómo dar respuesta a estos desafíos. Con este propósito, investigadores del IRTA de Sant Carles de la Rápita han desarrollado un modelo para generar predicciones de futuro sobre el impacto de la salinidad debida al aumento del nivel del mar en la producción de arroz y ofrecer así una herramienta para tomar decisiones sobre estrategias de adaptación.
El modelo, creado en el proyecto RISES-AM dentro del Séptimo Programa Marco (FP7) financiado por la Unión Europea, prevé que si se mantiene el ritmo de calentamiento global actual, la productividad del arroz descendería un 10% en 2100 si el nivel del mar subiera 0.73 m, situación que podría darse con una probabilidad del 66%. En el escenario más pesimista definido por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) la temperatura aumentaría 4.8ºC a finales de este siglo y el nivel del mar subiría 0.90 m, un cambio que se acentuaría en la segunda mitad de siglo y que podría resultar irreversible. Según esta predicción, el 50% de las áreas deltaicas quedarían bajo el nivel del mar.
En el modelo también se han tenido en cuenta valores de subida del nivel del mar más extremos, llegando a incrementos de nivel de mar de 1.8 m, con una probabilidad de ocurrencia muy baja (de un 5 %), que generarían un gran impacto. Las pérdidas de producción para este caso, alcanzarían un 30% para el 2100.
En un artículo publicado recientemente en la revista Science of the Total Environment, los investigadores del IRTA advierten que en esta proyección extrema, el cultivo de arroz en el Delta del Ebro podría resultar inviable a finales de siglo, incluso manteniendo las ayudas económicas de la Unión Europea.
Adaptación del entorno y de la agricultura al nuevo escenario
Se han valorado distintas estrategias que permitan reducir el impacto de la intrusión salina en el Delta, como son el aumento del bombeo de agua, la construcción de guardas costeras en las bahías o la aportación de sedimentos. El proyecto LIFE EBRO-ADMICLIM, liderado también por investigadores del Programa de Ecosistemas Acuáticos del IRTA y financiado por la Unión Europea, trabaja en la propuesta de acciones de adaptación y mitigación del Delta del Ebro al cambio climático basadas en la recuperación del aporte de sedimentos del río y en la generación de materia orgánica en los arrozales para combatir la pérdida de elevación respecto al nivel del mar. Una aproximación innovadora que tiene por objetivo establecer medidas dirigidas especialmente al sector arrocero.
No obstante, la salinización de los deltas es una realidad, y la agricultura tendrá que adaptarse a las nuevas condiciones. En este sentido, el IRTA también está trabajando en el desarrollo de variedades de arroz tolerante a la salinidad. Este trabajo se enmarca en el proyecto Europeo NEURICE, coordinado por la Universidad de Barcelona en colaboración con centros de investigación y empresas de seis países.