El olivar jiennense utiliza un 50 por ciento más de la materia activa que necesita, ya sea a través de pesticidas o abonos, lo que potencia la erosión del suelo. De hecho, expertos indicaron que se pierde una tonelada de tierra fértil por hectárea y al año en suelo de media pendiente.
Así lo explicó ayer a Europa Press el presidente de la Asociación de Consultores de Higiene Ambiental, Juan Manuel Molina, quien comentó los contenidos más importantes del informe que el colectivo ha presentado tanto a la Diputación de Jaén como a la Junta de Andalucía, después de una investigación sobre el olivar jiennense que coordinó él mismo y en la que se ha observado a los distintos agentes implicados, entre los que se encuentran agricultores-aplicadores y distribuidores de productos fitosanitarios.
Según dijo, la conclusión más relevante del estudio es que en Jaén «se están dosificando mal los productos químicos que se vierten al olivar». En concreto, comentó que se emplea un 50 por ciento más de la materia activa que se precisa, tanto en pesticidas como en abonos.
Los datos del informe ponen de manifiesto que las consecuencias de esta situación no son nada buenas, puesto que las aguas se contaminan y los seres vivos, incluidos los humanos, se vuelven más vulnerables ante enfermedades y plagas. «Por ejemplo, el verticillium se hace resistente en el olivo mientras que las alergias afectan más a la población por el debilitamiento de sus sistemas inmunes», comentó.
Otro de los efectos más preocupantes es el debilitamiento y la erosión del suelo. En este sentido, Molina afirmó que «en el olivar de Jaén se pierde una tonelada de tierra fértil por hectárea y año en suelos de media pendiente».
Así las cosas, el presidente de la Asociación de Consultores de Higiene Ambiental destacó que, además del diagnóstico, el estudio también propone una «solución urgente» que pasa, a su juicio, por que las autoridades competentes complementen los cursos de aplicador de estos productos con módulos específicos sobre dosificación y aplicación de coadyuvantes –elementos que potencian una mejor absorción de cada sustancia– impartidos por personas cualificados.
«Se trataría de que ingenieros agrónomos, físicos o químicos expliquen los principios elementales de la disolución a distribuidores de pesticidas, herbicidas y abonos así como a los agricultores porque de lo contrario es difícil que entiendan el funcionamiento de los coadyuvantes o el hecho de que usar más dosis de abono no supone que se enriquezca más el cultivo e, incluso, puede ser contraproducente», subrayó.