"La crisis alimentaria mundial no es más que la crónica de una catástrofe anunciada. Durante siete de los últimos ocho años la FAO ha estado anunciando que el consumo ha superado la producción mundial", aseguró el Director General de la FAO, Jacques Diouf, durante su visita ayer a España para participar en la conferencia Crisis alimentaria: problemas y posibles soluciones, organizada por el PSOE en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y que inauguró por la mañana el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
En su intervención en la mesa redonda bajo el título "Ayuda al Desarrollo, comercio y soluciones a la crisis alimentaria", junto con el Director General de la Organización Mundial del Comercio, Pascal Lamy, y Antonio Guterres, Alto Comisionado de Ayuda al Refugiado de Naciones Unidas, Jacques Diouf recordó que la gravedad del problema del hambre ya fue analizada en el año 1996 en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, cuando los países se comprometieron a reducir a la mitad el hambre en el mundo en 2015. "Sin embargo, en el año 2002 hubo que convocar una segunda cumbre mundial para llamar la atención de la comunidad internacional porque no se estaba caminando en una buena dirección ", agregó.
Desde finales del año pasado, la FAO ya ha venido avisando sobre el riesgo de posibles disturbios sociales y políticos provocados por el hambre. El 17 de diciembre el Director General de la FAO hizo una llamada urgente para movilizar 1.700 millones de dólares para ayudar a que los agricultores de los países más necesitados pudieran tener acceso a fertilizantes, semillas y piensos, porque "no sólo han aumentado los precios de los productos, sino también los precios de los insumos, que se han visto triplicados".
En la Cumbre sobre Seguridad Alimentaria Mundial, que reunió a más de 40 Jefes de Estado y de Gobierno hace tres semanas en Roma, los países reconocieron el error estratégico de no haber invertido en agricultura durante los últimos años. Jacques Diouf puso ayer cifras a esta realidad: "La ayuda otorgada a la agricultura en el ámbito del desarrollo pasó de 8.000 millones de dólares en 1984 a 3.400 millones de dólares en 2004, lo que representa una reducción del 58 por ciento". Para Diouf la solución estructural al problema de la seguridad alimentaria mundial reside en el aumento de la producción de alimentos, "pero esto no podemos hacerlo sin aumentar a la vez la inversión, sin revertir las tendencias de los últimos 20 años".
La nueva financiación anunciada durante la Cumbre de Roma, además de los 11.000 millones de dólares ya comprometidos por algunos países y organismos financieros en los primeros meses del año, sumaría una contribución mundial para la seguridad alimentaria y la agricultura de 22.000 millones de dólares. En este sentido, el Director General de la FAO quiso de nuevo agradecer al Gobierno español su firme compromiso por contribuir a construir un mundo más justo, que se traduce en medidas encaminadas a luchar contra la crisis alimentaria, como la donación de 750 millones de dólares para intervenciones concretas en la lucha contra el hambre, y su ofrecimiento para celebrar en España, el próximo otoño, una reunión de Alto Nivel para apoyar la puesta en práctica del Plan de Acción Global de las Naciones Unidas y elaborar una Carta de Derechos de la Seguridad Alimentaria.
La conferencia de ayer en Madrid, organizada por Jesús Caldera y el grupo de personas que trabaja junto a él en la futura Fundación socialista que servirá de laboratorio de ideas para el PSOE, ha contado, entre diversas personalidades invitadas, con la participación de la Secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín; el Director del Overseas Developmente Institute, Simon Maxwell; el Director Regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para América Latina y el Caribe, Pedro Medrano; el Profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Mulas; el Director del IAASTD de Naciones Unidas, Robert Watson; Jean Ziegler, Comisionado especial del derecho de Nutrición en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, y Jeremy Rifkin, Presidente de la Foundation on Economic Trends.