La ganadería es una actividad productiva que, más allá de su papel fundamental en la provisión de alimentos esenciales, realiza otras funciones sociales y medioambientales. Es lo que demuestra un estudio realizado para optimizar el manejo de los pastos en una estación de esquí del Pirineo oscense, fruto del convenio entre Panticosa Turística, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), la Universidad de Zaragoza, y el Parque Científico Tecnológico Aula Dei.
El trabajo sienta las bases para aprovechar las sinergias que pueden darse entre el uso ganadero de los pastos de la estación y su explotación como centro invernal. Esta simbiosis es beneficiosa para ambas partes: para la ganadería, porque los pastos de puerto en que se ubica la estación de esquí constituyen su principal recurso alimenticio durante buena parte del año, y para la estación, porque el consumo del pasto por el ganado evita la existencia de una elevada biomasa residual al final del verano que limita la conservación y la estabilidad del manto nival durante el invierno, incrementando así el riesgo de avalanchas.
Ambas actividades resultan complementarias. La ganadería es necesaria para una adecuada gestión del territorio de la estación, mientras que la presencia de la estación en el valle permite capitalizar la ganadería y diversificar las actividades económicas de los ganaderos.
En el estudio, el equipo de investigadores liderado por la doctora Isabel Casasús del CITA analiza el potencial productivo de los pastos y su capacidad sustentadora de los rebaños, en función de la oferta y el valor pastoral. Para ello, se ha realizado la tipificación, cartografía y valoración de las unidades de vegetación del área de estudio (sobre un total de 292 hectáreas), a partir de información previa e inventarios florísticos in situ, integrados en un Sistema de Información Geográfico. En las 227 hectáreas aprovechables por el ganado se han identificado diversos tipos de pastos (principalmente Mesobromion y Festucion eskiae, en menor medida Nardion strictae, Primulion intrincatae, Festucion gautieri o Caricion nigrae), capaces de sostener durante todo el verano una carga de 1.24 UGM (unidades de ganado mayor) por hectárea, es decir, 282 UGM en total.
En la actualidad, el censo de animales usuarios de pastos en la estación se ajusta exactamente a esta capacidad de carga, fruto del manejo ancestral de los rebaños establecido por los ganaderos, diseñado para acomodar las necesidades de los animales a la oferta de pastos disponibles.
También se han realizado seguimientos al ganado durante todo el verano con el fin de estudiar el aprovechamiento real de los pastos. En el análisis realizado se observa que, a pesar de que la carga es adecuada a la escala del total del territorio, los rebaños en pastoreo libre no aprovechan el espacio de manera homogénea, sino que seleccionan unas áreas en detrimento de otras (un 35% del área total de la estación apenas se aprovecha, por su menor valor pastoral y su ubicación más alejada de los saladeros, a mayor altitud y con mayor pendiente), y que las pautas de uso varían a lo largo del verano.
Optimización
Con todo ello, se han establecido las recomendaciones pertinentes para optimizar el uso de cada tipo de pasto. Así, para los pastos de Mesobromion, los más abundantes, se recomienda realizar dos pastoreos a lo largo del verano, uno a principio y otro a finales, para garantizar un buen aprovechamiento de su elevada producción de biomasa. En los pastos de Festucion eskiae, dominados por una gramínea de hojas punzantes y duras que crece en “escalones” en terrenos de alta pendiente, se recomienda especialmente un aprovechamiento temprano por yeguas. Finalmente, los pastos de Nardion en los que abunda el cervuno, necesitan una fuerte presión de pastoreo por ganado equino y vacuno a lo largo de todo el verano y particularmente al final, que puede forzarse con la instalación de saladeros en dicha época y zona.
El análisis ha abordado también la evolución de los censos y de los sistemas productivos practicados en este valle de alta montaña, observándose, entre otros aspectos, un mantenimiento de los censos totales condensados en un menor número de ganaderos, que han ampliado el manejo de sus rebaños. La insuficiencia de recursos forrajeros disponibles en el valle para la invernada ha llevado a varios ganaderos de vacuno y equino a practicar la trashumancia fuera del valle durante esta fase. Los rebaños se desplazan en invierno a “pardinas” del Prepirineo, zonas de pastos forestales y arbustivos en las que el pastoreo ejerce una indiscutible labor de limpieza de los montes.
Como demuestran numerosos estudios, entre los que destacan en Aragón los realizados desde el propio CITA, los animales abren caminos, crean paisaje y, sobre todo, consumen en esta época una biomasa potencialmente combustible durante el verano. Como lamentablemente se ha podido comprobar durante el último año, los incendios forestales suponen una inestimable pérdida de recursos paisajísticos, económicos y humanos; desde todos los frentes se ha apuntado a la prevención como estrategia prioritaria frente a ellos. Por tanto, podría concluirse que los rebaños estudiados cierran el ciclo con una doble labor medioambiental. El pastoreo de verano en la montaña permite que se esquíe durante el invierno, y el pastoreo de invierno en zonas boscosas previene los incendios forestales del verano.