El estudio “Agricultura sostenible: cómo la agricultura innovadora contribuye a reducir el impacto. Un estudio centrado en indicadores económicos, medioambientales y sociales para agricultura y ganadería en España”, ha sido elaborado por un equipo multidisciplinar y presentado por los profesores Alberto Garrido e Isabel Bardají, director y subdirectora respectivamente del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (CEIGRAM) con el apoyo de la PTAS.

Se trata de una investigación pionera que pretende servir de referencia para otros países de la UE. “Contar con un estándar de indicadores serviría para que cada Estado miembro sea capaz de medir el impacto de la innovación agrícola y ganadera en su territorio de manera comparable, permitiendo poner en marcha estrategias que les lleven al mayor grado de sostenibilidad y eficiencia en el uso de los recursos”, apunta Antonio Villarroel, presidente de la Plataforma Tecnológica de Agricultura Sostenible.

Los principales resultados de este trabajo muestran una evolución favorable de estos indicadores en la agricultura y ganadería españolas, así como el papel que ha jugado la adopción de las diferentes tecnologías agrarias en el periodo 1980 – 2008. El informe, que ha examinado tanto indicadores socio-económicos como medioambientales, adopta un doble enfoque que incluye la agricultura en su globalidad, así como una selección de las principales producciones vegetales y algunas producciones ganaderas.

Por su parte, el análisis de tendencias de estos indicadores refleja que ha habido una evolución positiva en el uso de los recursos naturales, cuya utilización se ha visto reducida con el tiempo para obtener una unidad de producto o un euro de valor de producción.

Menor consumo y mayor producción

Entre las conclusiones del estudio, que ha medido los diferentes indicadores económicos, medioambientales y sociales, se indica que la agricultura en nuestro país cada vez consume menos agua y energía, a la vez que pierde menos suelo y emite menos gases a la atmósfera para producir una unidad o un euro de producto. De hecho, los productos agrícolas o ganaderos requieren hoy en día un volumen de agua, tierra o energía que son solo una fracción de los que eran necesarios para la misma producción hace 30 años.

Este dato indica que cada vez se hace un uso más eficiente de los recursos naturales, a lo que han contribuido las mejoras tecnológicas de estos últimos 30 años, lográndose una alimentación más barata y con menor impacto medioambiental.

En relación a los indicadores económicos, se ha podido comprobar que el precio en origen de los productos no ha crecido al mismo ritmo ni que el IPC de los alimentos ni el IPC general. Esta situación reduce o ralentiza el crecimiento de la renta del agricultor, que también ha sufrido el alza de los precios pagados por los factores de producción.

Sin duda alguna, estas conclusiones llevan a que no es posible mejorar en sostenibilidad sin mejorar en eficiencia



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