El Ministerio de Sanidad facilitó ayer la lista de marcas de aceite de girasol seguras: 200 de las más de 800 que se venden en España, según dijo ayer el ministro, Bernat Soria. De las 600 restantes no se puede garantizar nada, aunque lo más probable es que tampoco estén contaminadas por el fraude realizado en Ucrania, o que si lo están lo sea en cantidades no perjudiciales para la salud, insistió Soria. Pero para despejar esa incertidumbre hay que hacer unos análisis que pueden tardar semanas.
En caso de que una persona tenga en su casa aceite que no sea de la lista de marcas limpias, la presidenta del Consejo Nacional de Consumidores y Usuarios, Francisca Sauquillo, recomendó esperar a que se completen los análisis. Pero Soria se ofreció incluso a compartir la botella con aquel periodista que le llevara una no incluida en esa lista. "Le invito a que me traiga la botella que quiera para que me la tome. Con gusto la compartiré", dijo.
Es la máxima garantía ofrecida por las autoridades, que están convencidas de que, según las pruebas hechas hasta ahora, la concentración de hidrocarburos alifáticos (cadenas de carbono lineales, en contraposición con las anilinas que contaminaron la colza en los ochenta o el benzopireno del aceite de orujo de principios de década, que son cíclicos) son muy inferiores a los que serían necesarios para tener un efecto nocivo. Se trata de concentraciones "seis veces por debajo del mínimo para que suponga un riesgo para la salud", dijo Soria.
El peligro, entonces, de la supuesta alerta estaba no tanto en el consumo esporádico de aceite contaminado, sino en un posible efecto a largo plazo, lo que, según las autoridades sanitarias, es imposible.
El planteamiento coincide con el de la Comisión Europea, que cree que lo que se ha producido es una adulteración, al mezclar aceite vegetal con otro mineral, y no una contaminación accidental, informa Andreu Missé. Según la comisión, hasta seis buques habían desembarcado 40.000 toneladas de aceite sospechoso en Francia, Holanda, España e Italia.
De acuerdo con la reconstrucción que hicieron ayer las autoridades españolas, las partidas salieron de Ucrania en febrero, por lo que no debieron estar en el mercado más de 10 o 15 días. El presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan), Félix Lobo, admitió que dado que en España hay entre 20.000 y 25.000 establecimientos que venden aceite es posible que quedara "algún fleco". De momento, calculan que entraron en el país 150 toneladas de aceite fraudulento, aunque creen que parte de los contaminantes se perdieron en el proceso de refinado.
En lo que las autoridades se mostraron tajantes fue en no decir si se había identificado ya alguna partida contaminada. "No estamos para satisfacer curiosidades de periodistas", sino para "rebajar el riesgo de una intoxicación", dijo el director de la Aesan, Félix Lobo, quien insistió en que si alguien tenía aceite que no estuviera en la lista podía hacer tres cosas: consumirlo, porque "no había problema de toxicidad", esperar "dos o tres semanas" a que los análisis determinaran si tenía concentraciones de hidrocarburos peligrosos o "devolverlo".
Soria, Lobo, el director de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, Ignacio Arranz, y el secretario general de la Asociación Nacional para el Fomento de Oleaginosas y su Extracción (Afoex), Jorge de Saja, pusieron especial empeño en demostrar que el manejo de la crisis había sido el correcto. Soria se felicitó por el cierre de "la crisis" -él mismo destacó que era la primera vez que la llamaba así- "en 48 horas": las que van de la tarde del viernes, cuando él se enteró, al domingo por la noche, cuando acabó la retirada del mercado de todas las partidas de aceite de girasol. De Saja adelantó el inicio a la noche del 23 al 24 de abril, cuando los industriales detectaron el fraude.