Un investigador de la UCOL (Universidad de Colima, México) documenta sus efectos, y el crecimiento de algas cuyas toxinas podrías nocivas.

Desde hace un lustro se ha detectado florecimiento de algas en la costa, esto como consecuencia de no controlar las descargas de aguas residuales hacia la zona costera, incrementando la disponibilidad de fósforo, nitrógeno y silicio, así como el escaso control del descargue de aguas lastre de los barcos que llegan a la zona desde otras latitudes.

En 1999 el doctor Aramis Olivos fue repatriado por Conacyt, y a finales del 2000 contratado por la Universidad de Colima (UCOL) donde se ha dedicado a estudiar las aguas residuales urbanas como fuentes de nutrientes para proliferaciones algales de la región.

“El agua de mar mantiene una disponibilidad de nitrógeno, fósforo y silicio, elementos que son la base para la formación de fitoplancton. Y las aguas residuales están enriquecidas con gran concentración de esos tres elementos”, asegura.

El objetivo –agrega el especialista de la UCOL- fue ver si el aporte de agua residual altera las condiciones naturales del medio. 

En la investigación de la UCOL, tienen registrado que en la época que no llueve hay zonas donde el agua residual no es canalizada al alcantarillado y se encuentran a cielo abierto, cuando llueve todo se lava y va al mar lo que genera un sobre enriquecimiento de nutrientes de fósforo, silicio y nitrógeno de origen humano. 

“Otro de mis objetivos fue determinar cómo este exceso de nutrientes impacta en la flora natural residente del fitoplancton, que son microalgas (microscópicas) que realizan la fotosíntesis. Las microalgas generadas se las comen organismos filtroalimentadores y a estas los peces o el mismo humano, convirtiéndose en vectores de intoxicación para la población residente o turistas”.

De alterarse los nutrientes en estos espacios, la flora local natural estaría en desventaja frente a las especies que provienen de otro sitio, que aprovechando el exceso de nutrientes se adueñarían del medio, lo que provocaría el cambio de las especies de fitoplancton lo que afecta a la cadena trófica, es decir, la transferencia de alimentos a través de una serie de organismos. La cadena natural dejaría de existir y se aprovecharían microalgas conocidas como oportunistas potencialmente tóxicas.

El especialista de la UCOL ejemplifica el caso del río Misisipi en Estados Unidos que descarga al Golfo de México, ahí se desplazaron la especies naturales de fitoplancton que eran el alimento hizo del camarón, y al no haber estas especies fitoplanctónicas, se afectó la ecología y economía de la región.

Las embarcaciones

De acuerdo con el doctor Aramis Olivos, las embarcaciones que por normas internacionales no deben descargar sus aguas de lastre, lo hacen e introducen fitoplancton oportunista que desplaza a las especies autóctonas, se han detectado especies exóticas provenientes de Malasia.

“Los organismo que se comen al fitoplancton oportunista (introducido), como peces, pueden intoxicarse e incluso se pueden generar mortandades masivas, por lo cual se relaciona a las mareas rojas, que forman parte de los florecimientos algales nocivas, con eventos que impactan la economía de una región”.

Cuando en Colima se presenta crecimiento algal en la costa, las autoridades contactan a los investigadores a fin de saber si es nocivo o no para tomar un decisión de establecer una veda en la zona, que puede afectar a los pescadores y al sector turismo, lo cual ha llegado a afectar a su economía.

Con el fin de integrar un monitoreo real de las condiciones que pueden generar estas floraciones algales en la zona, y en otras a nivel nacional, diversos especialistas de varias instituciones han conformado la Sociedad Mexicana de Florecimientos Algales Nocivos y ante CONACyT, la RedFAN, lo cual llevará a entender mejor este fenómeno y los mecanismos a nivel de Normativas para prevenir y mitigar su afectación.



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