El agua se acaba y con ello se pone en riesgo nuestro estilo de vida. No es un mensaje apocalíptico ni tampoco una amenaza propagandística, simplemente es la realidad.
1.750 años antes de Cristo, ya se hacían manuales para optimizar el uso del agua, pero no hemos sido capaces de aprender lo suficiente sobre este problema, por ello, hoy en día, se calcula que unos 300 conflictos armados, guerra de Siria incluida, se ven recrudecidos o tienen su origen en el agua.
Lo que sí que está claro, por desgracia, es que el agua seguirá siendo motivo por el cual se generen más conflictos durante del siglo XXI.
El último informe de la ONU sobre el desarrollo de los recursos hídricos recordaba que en estos momentos se estima que hay 3.600 millones de personas en el planeta (casi la mitad de la población mundial) que viven en áreas en riesgo de sufrir escasez de agua al menos un mes al año. En 2050, esa población en zonas de riesgo podría llegar a alcanzar entre 4.800 y 5.700 millones.
La primera gran urbe con problemas ha sido Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Sus habitantes tuvieron que sobrevivir más de cinco meses con un consumo máximo permitido por persona de 50 litros diarios. La Organización Mundial de la Salud, OMS, calcula que son necesarios 100 litros por persona y día, pero en ciudades como Lima (Perú) el consumo alcanza los 250 litros diarios.
Ciudad del Cabo no es la única en problemas, Sao Paulo, Pekín, El Cairo, Yacarta, Moscú, Estambul, Ciudad de México, Tokio o Miami, son otras grandes ciudades con una gran probabilidad de quedarse sin agua potable en un futuro próximo.
Agua
En 2030, la demanda de agua será un 40% mayor que ahora por el aumento de la población, la cual seguirá migrando a regiones donde el cambio climático no sea tan dramático.
Al aumento de la población y el cambio climático hay que sumarle un tercer problema, el desperdicio de agua y lo poco preparados que nos encontramos para hacer frente a un rompecabezas aun por solucionar.
Tal y como lo advirtió, hace más de medio siglo, John F. Kennedy: «Quien sea capaz de resolver los problemas del agua, será merecedor de dos premios Nobel. Uno por la ciencia y el otro por la paz».
Las conocidas como «interacciones hidropolíticas», relaciones entre países que comparten, por ejemplo, un río, podrían tensarse al máximo cuando las reservas de agua estén bajo mínimos.
Playground, realizó una investigación con el fin de localizar las regiones concretas donde hay una alta posibilidad de que se desencadenen conflictos por el agua.
Las cinco zonas más destacadas del informe corresponden a cinco cuencas de río: el Nilo, el Ganges/Brahmaputra, el Indus, el Tigris/Eufrates y el Colorado.
En el caso del Nilo por ejemplo, los países involucrados en un posible conflicto serían hasta 10: Egipto, Kenia, Ruanda, Burundi, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Sudán, Etiopía, Tanzania y Uganda. En el caso del río Colorado los países implicados serían México y EE UU.
El problema del agua tiene muchas soluciones, hace décadas que científicos ofrecen su punto de vista sobre el tema, el avance de la tecnología ayuda a que, cada vez, exista más conocimiento y con ello se habrán nuevas alternativas.
Sin embargo, la solución al problema no son avances tecnológicos, que ayuden a reciclar el agua, regar desiertos, o desalinizar el agua salada del planeta; todo ello ayuda, pero no es suficiente.
Nosotros somos el problema
El problema, es su mayor magnitud, no es el agua, somos nosotros. Primero empezando por cada uno y el uso que hacemos a diario, del que muchas veces, pensamos es un bien ilimitado.
Luego, entra en juego la industria, la cual utiliza el agua como material imprescindible para la fabricación de productos de consumo, mucho de ellos no necesarios y con una corta vida útil, la mayoría de las empresas toman sus decisiones según los beneficios que quieren generar a corto plazo y no sobre decisiones medioambientales a largo plazo, costosas y que no generan directamente un beneficio para ellas.
Por último y con ello, el eslabón más importante, es donde se encuentran los gobiernos y organizaciones gubernamentales. Su labor debe ser focalizada en concienciar a la sociedad, incentivar una industria limpia y cometer acciones para el desarrollo de infraestructuras y alternativas, con miras al futuro, nuestro futuro.
En los detalles está el porvenir del agua, y esta vez, depende de nosotros. Tomar agua nos da la vida, tomar conciencia nos dará agua.
Fuente: Santiago Ferrada / Huffington Post,
Artículo de referencia: https://www.huffingtonpost.es/santiago-ferrada/el-agua-se-acaba-o-nos-unimos-como-sociedad-o-morimos-como-individuos_a_23640663/?utm_hp_ref=es-medio-ambiente,