Ajeno a las supersticiones y al refranero, el buque aljibe Sichem Defender (según confirmaron a este diario fuentes portuarias) hará su entrada en el puerto de Barcelona el próximo martes 13 a primera hora de la mañana. El barco más esperado en Barcelona desde el Semíramis (que en 1954 repatrió a 219 españoles que tras enrolarse en la División Azul fueron hechos prisioneros por el Ejército soviético) llegará con una carga de más de 20.000 metros cúbicos de agua potable procedente de Tarragona. El equivalente al consumo de un día de 180.000 personas.
El agua del Sichem Defender (un navío de 144 metros de longitud que opera bajo pabellón panameño) solo pasará por un proceso de cloración antes de ser almacenada y distribuida a los domicilios por Agbar. El caudal ya habrá sido previamente potabilizado por el Consorci d Aigües de Tarragona (CAT). El jueves 15 y el sábado 17 llegarán nuevos navíos. La aportación mensual de los buques aljibe será de 2,6 hectómetros cúbicos.
DOS BARCOS DE MARSELLA
El origen de los buques que arribarán el 15 y el 17 es Marsella. El primero transportará recursos potabilizados, y el segundo, agua no potabilizada del canal de regantes del Ródano. Baltasar confirmó ayer que el Govern estudia transportar agua del Ebro mediante barco. Así, y como avanzó el pasado lunes el delegado del Ejecutivo catalán en Tarragona, Xavier Sabaté, disminuiría el impacto que las extracciones continuas pueden causar en el acuífero del Camp de Tarragona. Hasta que no se halle la fórmula que permita compatibilizar el envío con el decreto ley del Gobierno, los primeros barcos provenientes de Tarragona transportarán solo agua de los pozos.
El Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino adjudicó ayer las obras del trasvase entre los depósitos del CAT en Tarragona y los de la ATLL en Olèrdola por un importe de 164 millones. Aigües de Barcelona (Agbar) encabezará unos trabajos que contarán también con Copisa, Comsa, Sacyr, Dragados y Acciona.
EXPROPIACIONES URGENTES
La semana próxima empezarán los trabajos previos que conducirán a la expropiación por vía de urgencia de los terrenos afectados. Estas expropiaciones finalizarán en dos meses, según adelantó ayer Baltasar. Con todo, antes, en unas seis semanas, cuando ya se dispongan de las primeras propiedades, empezarán las obras. Las discusiones que condujeron al acuerdo han sido numantinas. Según fuentes cercanas a la negociación, las constructoras con sede en Madrid ejercieron una presión agobiante por hacerse con el mayor trozo de pastel posible. Y, a poder ser, sin la intervención de Agbar.
Esta, por su parte, se negó a participar en un acuerdo que no pudiera liderar, apelando a su centenaria experiencia en todo lo que atañe al agua. Tras la intercesión de los dos gobiernos –en especial el secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu–, se acordó que Agbar tuviera la participación mayoritaria (20 ), por el 16 que, alicuotamente, tendrán el resto de las empresas. Agbar, en un comunicado, mostró su satisfacción por el pacto alcanzado.