A pesar de encontrarnos en un momento en que la mayor parte de los indicadores hídricos se encuentran en alerta a causa de la sequía, a pesar de que la mayor parte de los embalses de la Península están perdiendo agua y a pesar de que el clima de España es eminentemente seco, el precio que las familias pagan por las facturas de agua es una de las menores de Europa, concretamente el segundo precio más bajo del ámbito comunitario.
Así lo avala el último número de Papeles de Economía Española editado por Funcas. El informe señala que el precio unitario de un metro cúbico de agua en España es un 35,3% más barato que el de la media europea, algo cuanto menos sorprendente si se tiene en consideración que la climatología de España condiciona desfavorablemente al país a la hora de captar agua para consumo doméstico respecto al resto de países europeos.
El económico importe de este bien básico en España dista mucho del de otros tipo de suministros, como es el caso de los servicios de energía, en los que el precio se encarece. De este modo, en España se pagan 2,18 euros por metro cúbico de agua, de los cuales 1,14 corresponde a abastecimiento, 0,83 al saneamiento y 0,22 se deriva de los impuestos.Esta cantidad es muy diferente a otras cifras que se manejan en ciertos países europeos, como Dinamarca, donde la factura asciende a 7,32 euros por metro cúbico, o Finlandia, donde llegan a los 4,40 euros.
El informe de Funcas analiza también el esfuerzo que tienen que realizar las familias para pagar las facturas correspondientes a los gastos de agua. El estudio asegura que los ciudadanos españoles, junto a los italianos, son los que menos sufren para afrontar los gastos por este servicio. No obstante, si el foco se centra en otros tipos de facturas, como la del gas o la de electricidad, la tendencia en España cambia radicalmente. Y es que el sacrificio que tienen que hacer los españoles para afrontar este desembolso constituye el tercero mayor de Europa, tras Dinamarca y Portugal.
Los expertos afirman que el precio final que pagan las familias por el suministro de agua no tiene relación alguna con el sistema de gestión de este recurso, sino que más bien atiende a criterios como el acceso y la disponibilidad de los recursos hídricos, variando el precio en función de la altitud o la cantidad de precipitaciones. La variación en la cantidad final atiende también a las circunstancias derivadas de la estructura urbana, es decir, el número de viviendas y la población de una zona determinada.
Transporte público
El último número de Papeles de Economía Española refleja también la situación del transporte público en las ciudades europeas, y asegura que en buena parte de ellas este medio público cuenta con subvenciones. De este modo, el informe concluye que hay opciones que permiten reducir el déficit sin tener que recortar el servicio o subir las tarifas. Según el análisis, la solución consiste en diseñar para cada ciudad o área los estímulos e incentivos necesarios que aumenten la eficiencia sin afectar a la calidad del consumo del transporte público. Además, el estudio añade que la gestión indirecta -por ejemplo a través de concesiones- logra mayores niveles de eficiencia en comparación con la gestión directa o interesada de los recursos.