Con la finalidad de tomar muestras del agua que rodea a la planta, ingenieros japoneses empezaron una investigación que culminará el 14 de septiembre. Esta actividad es parte de las recomendaciones que se estipularon a finales de 2013 cuando se determinó desmantelar 4 de los 6 reactores de la planta.
Las muestras que se están tomando serán analizadas por laboratorios japoneses y por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para después ser comparadas.
La tragedia, que empezó el 11 de marzo del 2011, no se ha detenido, y la contaminación lamentablemente continúa. Hay que recordar que este desastre, fue nombrado como la peor contaminación radioactiva marina de la historia debido a los altos impactos que tuvo en el mar, ya que Japón es un archipiélago. Se “llegaron a registrar concentraciones de millares de becquereles (núcleos radiactivos sin desintegrarse) por litro para el cesio 134 y 137”.
Los años pasaron y las consecuencias del desastre nuclear se siguieron manifestando. En el segundo aniversario de la tragedia se mostraron algunos números bastante interesantes. Por ejemplo, se dejaron a más de 160 mil personas sin hogar debido a las evacuaciones masivas de zonas, que no volverán a ser habitables. También se valuó el daño en 250 mil millones de dólares, cuestión que quebró la compañía, obligando al gobierno nipón a adquirirla para cumplir sus deudas.
En 2013 las investigaciones continuaron y se encontró que la radiación había aumentado 47 veces en el agua que rodeaba a la planta. Esto indicaba que había fracturas en los reactores y que el agua se estaba filtrando, lo que llevó a la compañía a construir barreras subterráneas para la contención de estas aguas, pero esto no fue suficiente ya que días después se encontró que también existía barro radioactivo — esto, obviamente, por la mezcla de aguas contaminadas con el suelo.
Tras estos embates, el gobierno trató de reactivar la zona, permitiendo la pesca y haciendo campañas de reforestación en las costas de Fukushima para regresar la fertilidad a los suelos y emplear a gente que lo había perdido todo en estos eventos.
Desafortunadamente los muros que se construyeron al rededor de los 4 reactores afectados, no fueron suficientes y se optó por congelar el subsuelo cuestión que se tomaba como un buen ajuste para poder detener de una vez por todas el grave problema de la filtración de agua, pero observaciones recientes han demostrado que no ha sido suficiente, ya que cada día unas 400 toneladas siguen cayendo al mar desde los muelles de la planta.