Efluentes de origen industrial

Si se quiere evitar la contaminación en el río Ripoll, habría que depurar las aguas residuales que se vierten al río a su paso por Castellar del Vallès, procedentes de la actividad industrial textil. Esta es la conclusión de un trabajo publicado en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety y firmado por los expertos Alberto Maceda Veiga, del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio), Adolfo de Sostoa y Nicole Colin, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales y del IRBio, y Narcís Prat, Núria Flor Arnau, Josep Mora, Pau Fortuño y Jaume Cambra, del Grupo de Investigación Freshwater Ecology and Management (FEM) de la UB.

El nuevo trabajo, que alerta sobre el grave impacto ecológico de los efluentes de origen industrial en este punto del curso fluvial del Ripoll, está dedicado a la memoria de la ecóloga Maria Rieradevall, profesora de la Universidad de Barcelona y miembro de FEM, fallecida en octubre de 2015.

Una elevada factura medioambiental en todo el mundo

En países de todo el mundo, la actividad del sector textil se asocia a menudo a un elevado coste ambiental que tiene su causa en los vertidos de aguas residuales sin tratar a los ríos y a otros reservorios hídricos. En estos efluentes abundan los productos contaminantes —son especialmente tóxicos los derivados de los tintes para la ropa— que perjudican la salud humana y los ecosistemas acuáticos. Reducir la emisión de agentes contaminantes y depurar los efluentes industriales son directrices que habría que cumplir para preservar el medio ambiente en las zonas industriales más afectadas por estos procesos de fabricación.

Tal como explica Alberto Maceda, experto de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), "las aguas residuales de industrias textiles y de otras empresas generan muchos compuestos de difícil degradación biológica". Así pues, si las depuradoras no realizan un tratamiento específico, los vertidos industriales llegan a los ríos y pueden afectar a toda la red trófica. "Esta problemática —prosigue Maceda— es particularmente alarmante en el caso de los países en vías de desarrollo donde se fabrica la ropa de marcas mundialmente reconocidas".

Ni un pez en el tramo más contaminado

El Ripoll, que pertenece a la cuenca del Besòs, es un río mediterráneo de caudal variable que atraviesa los municipios de Castellar, Sabadell y Barberà del Vallès. Cerca de Castellar, en el tramo posterior al efluente originado por la actividad industrial textil, la calidad química y biológica del agua empeora, según todos los indicadores analizados por el equipo científico de acuerdo con la normativa vigente de la Directiva marco del agua (DMA), que es el instrumento de aplicación obligada en el ámbito de la gestión del agua para todos los estados miembro de la Unión Europea.

"Un primer efecto de los contaminantes químicos en los ríos —apunta Maceda— es la desestructuración de las redes tróficas por la desaparición de las especies sensibles. En los tramos más contaminados, no se detecta especie alguna de pez. Un segundo problema, no menos importante, es la acumulación de los contaminantes en las especies más tolerantes, que los transfieren a sus depredadores. En invierno y en verano, cuando el caudal del río es menor, los efectos de los contaminantes sobre los organismos son aún más perjudiciales".



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