Un buque de 300.000 toneladas de carga podría trasladar entre 20 y 25 hectómetros cúbicos de agua al año desde la desembocadura del Ebro, en Tarragona, hasta Barcelona, a un coste (antes del tratamiento) entre 0,9 y 0,6 euros por metro cúbico (dependiendo de si se considera o no de interés público) y con un gasto energético de 0,5 kilowatios hora por metro cúbico. Así se desprende de un estudio publicado en el número de febrero de la Revista Ingeniería Naval y elaborado por los doctores Primitivo González y Antonio Salamanca, de la Universidad de A Coruña.
La ministra de Medio Ambiente en funciones, Cristina Narbona, pidió ayer a la Generalitat que estudie otras alternativas al trasvase desde el Segre para solucionar el problema de abastecimiento de agua para consumo humano en el área metropolitana de Barcelona a partir del próximo otoño debido a la sequía.
El Grupo de Trabajo y Medio Ambiente de la Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España ha analizado esta propuesta que, según sus autores, es más ecológica que la desalación, el trasvase o el transporte igualmente en buques de agua desalada desde Almería.
En lugar de construir infraestructuras permanentes, se utilizan otras móviles (los buques) que no generan impacto ambiental , explicó a Europa Press uno de los autores, Primitivo González. Ello permitiría, por tanto, que esta solución se aplicara cuando fuese necesario sin necesidad de que se realizaran construcciones fijas.
En las misma línea, las instalaciones necesarias para detraer el agua del río y cargarla en el buque también serían móviles. Los terminales de carga pueden ser alimentados desde un embalse existente en tierra o desde uno o varios tanques flotantes.
De este modo, un sólo barco de 300.000 toneladas de capacidad podría realizar un viaje completo cada cuatro días (dos días, para cargar, dos días para descargar y cinco horas de viaje para recorrer las 50 millas que separan Tarragona de Barcelona a una velocidad de 11 nudos). Considerando que un buque estuviera operativo 320 días al año, podría realizar 80 viajes, trasladando en cada uno de ellos 0,3 hectómetros cúbicos, es decir, un total de 24 en cada ejercicio.
Entre 40 y 50 hectómetros cúbicos
La Generalitat calculaba que el trasvase desde el Segre tuviera una capacidad de 47 hectómetros cúbicos anuales, con lo que dos buques en funcionamiento al año permitirían abastecer a la zona de la misma cantidad. La diferencia, según Primitivo, es que en lugar de recoger el agua de la parte alta del Ebro se detraería de la desembocadura o de una zona próxima. Este experto reconoce que el agua dulce de los ríos vertida al mar es beneficiosa para los ecosistemas, pero precisa que en caso de necesidad para consumo humano hay que priorizar.
La tesis del artículo subraya la irregular distribución natural de los recursos de agua dulce en zonas densamente pobladas, gran parte de ellas en la costa, al tiempo que la escasez de agua es una circunstancia "crónica", en muchos casos, no estacional sino permanente. "Y los problemas aumentan y se agravan año tras año, en muchos casos como consecuencia de la desertización y el cambio climático, a los que ya no podemos escapar sino hacerles frente", añade.
A juicio de los autores, la solución mediante plantas desaladoras requiere importantes inversiones, tiempo para su puesta en marcha y consumo de energía. Su alternativa es el transporte masivo del líquido elemento desde otras zonas donde este recurso es abundante. No es la primera vez que estas operaciones se ponen en marcha en España, es algo habitual entre Algeciras y Ceuta el traslado de agua dulce en barco y también se realizó durante tres años entre Tarragona y Palma de Mallorca, en la década de los 90.
Aspectos técnicos
Para el transporte, los ingenieros navales proponen aljibes monocasco, que no implican riesgos tan graves de contaminación que existen con los buques petroleros. Se utilizarían buques cisterna de gran tamaño especialmente diseñados o transformados.
Mientras, los terminales de carga pueden ser alimentados desde un embalse existente en tierra o desde uno o varios tanques flotantes, en los cuales el agua dulce se va almacenando paulatinamente entre cada dos operaciones consecutivas de carga en los buques.
Estos tanques almacén podrían ser cascos de petroleros monocasco obsoletos y cuya retirada del servicio se ha acelerado obligatoriamente, de acuerdo con las nuevas directivas de la UE y el MARPOL. Igualmente, para el terminal de descarga, en lugar de hacerse a un embalse en tierra, puede realizarse por medio de las propias bombas del buque a un tanque almacén flotante de recepción, desde donde después se va bombeando paulatinamente a tierra según las necesidades del circuito de consumo.