Un nuevo informe hecho público por la Comisión Europea recomienda un planteamiento en tres fases basado en limitar el avance del sellado del suelo, paliar sus efectos y compensar las pérdidas de suelo valioso mediante actuaciones en otras zonas.

El sellado del suelo provoca una pérdida irreversible de las funciones biológicas del suelo. Como el agua no puede infiltrarse ni evaporarse, aumentan las escorrentías, lo que se traduce a veces en inundaciones catastróficas. Los paisajes quedan fragmentados y los hábitats se vuelven demasiado pequeños o aislados como para mantener determinadas especies. Además, se pierde para siempre el potencial de producción de alimentos del terreno. El Centro Común de Investigación de la Comisión calcula que cuatro millones de toneladas de trigo se pierden cada año a causa del sellado del suelo.

El creciente sellado del suelo afecta a muchas regiones europeas, entre las que se cuentan la mitad de las regiones de los Países Bajos, ocho provincias italianas (Vercelli, Lodi, Verona, Piacenza, Parma, Campobasso, Matera, Catanzaro), tres departamentos franceses (Vendée, Tarn-et-Garonne, Corrèze), la región de Poznań en Polonia, Estiria occidental en Austria, la región de Põhja-Eesti en Estonia y la región de Jugovzhodna en Eslovenia.

Janez Potočnik, Comisario de Medio Ambiente, ha declarado que “dependemos de los suelos para varios servicios ecosistémicos fundamentales y, sin ellos, la vida en el planeta se acabaría. No podemos permitirnos seguir asfaltándolos. Esto no quiere decir frenar el desarrollo económico o la mejora de nuestras infraestructuras, pero exige un planteamiento más sostenible”.

Perdiendo terreno frente al asfalto


El suelo queda sellado cuando lo cubre un material impermeable como el asfalto o el hormigón. Entre 1990 y 2000, al menos 275 hectáreas de suelo se perdieron cada día en la UE, lo que equivale a 1000 km² al año. La mitad de este suelo quedó sellado de forma permanente por capas impermeables de edificios, carreteras y aparcamientos.

Según el informe, esta tendencia se ha reducido a 252 hectáreas al día en los últimos años, pero este ritmo de consumo de terrenos sigue siendo preocupante. Entre 2000 y 2006, el incremento medio de superficies artificiales en la UE ascendió al 3 %, con aumentos de hasta el 14 % en Irlanda y Chipre y el 15 % en España.

El informe propone un planteamiento en tres fases para abordar el problema.

En primer lugar, aboga por limitar el avance del sellado del suelo mediante una mejor ordenación del territorio o reexaminando las subvenciones “negativas” que alientan indirectamente el sellado del suelo.

También se deben tomar medidas paliativas para reducir los daños cuando no se pueda evitar el sellado del suelo. Entre ellas se cuentan el uso de superficies permeables en vez del asfalto o el cemento convencionales y la construcción de tejados verdes.

Y aprobar medidas compensatorias para contrarrestar en parte las pérdidas de suelo mediante actuaciones en otros sitios. Pueden consistir en pagos, como en Chequia y Eslovaquia, o en la recuperación del suelo ya sellado. Se han definido mejores prácticas, sobre todo en Dresde y Viena.

Los resultados de este informe se utilizarán en un documento técnico de la Comisión sobre el sellado del suelo, que se está elaborando con la ayuda de expertos nacionales. El documento, cuya finalización está prevista a principios de 2012, dará a las autoridades nacionales, regionales y locales orientaciones sobre las mejores prácticas para limitar el sellado del suelo y paliar sus efectos.



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