El problema cada vez está más presente: cada año, millones de toneladas de residuos se vierten en los océanos del mundo. Lenta pero irremediablemente, los mares están convirtiéndose en vertederos submarinos. La causa principal de esta situación se relaciona directamente con nuestros modos de consumo y producción, así como con nuestra gestión de residuos, reciclaje y basura en general.
Es por todo ello que el proyecto Marlin se ha ocupado por primera vez de investigar la cantidad, el origen y la composición de los residuos marinos del mar Báltico para alertar de la gravedad del asunto.
23 playas de referencia en Suecia, Finlandia, Estonia y Letonia han sido identificadas y monitoreadas durante dos años (138 evaluaciones) y la investigación ha dado las siguientes dos grandes conclusiones:
-Se han hallado 75,5 ítems por cada 100 metros en las playas rurales y 236,6 ítems en las playas urbanas. Las colillas de cigarrillo son el ítem concreto más frecuente: 301.9 colillas por cada 100 metros en las playas urbanas.
-Como tipología de residuos, la presencia de microplásticos o plásticos indefinidos es la más común entre todos los residuos analizados. El plástico es el material más presente en el litoral báltico porque se ha encontrado en el 62% de las playas urbanas y en el 54% de las playas rurales.
El estudio ha hecho un listado de los 10 objetos más frecuentes en el mar Báltico. Más allá de los fragmentos indeterminados de plástico y vidrio, los residuos más comunes son tapones de envases, bolsas de plástico y todo tipo de embalajes plásticos. En este sentido, es remarcable que los envases de bebidas de plástico o vidrio o las latas no aparecen en el top-10 de residuos abandonados en el mar Báltico, al contrario de lo que ocurre con las investigaciones de Ocean Conservancy, que cada año elabora un informe tras su campaña de limpieza de la costa internacional.
Estos envases de bebidas son el tercero, octavo y noveno tipo de residuos más abandonados en las costas del mundo (el segundo tras las colillas si los contamos únicamente como envases de bebidas), pero desaparecen mayoritariamente en el mar Báltico, donde países como Suecia y Finlandia tienen un Sistema de Retorno de Envases de bebidas y Estonia lo tendrá en 2015.