Exponer el agua en bolsas de plástico a la luz solar
Investigadores de la Universidad de Cádiz han testado un nuevo modelo de bajo coste basado en la exposición directa a la luz del sol de bolsas de plástico de gran capacidad, que consiguen mejores rendimientos en la eliminación de bacterias, causantes de enfermedades digestivas severas, respecto a otros métodos.
El estudio, desarrollado por el grupo de Tecnología del Medio Ambiente de la Universidad de Cádiz y publicado en el Journal of Chemical Technology and Biotechnology, ha confirmado la posibilidad de utilizar bolsas de plástico en lugar de las tradicionales botellas de politereftalato de etileno (PET), el material tradicional con el que se diseñan los recipientes habitualmente utilizados en este tipo de procesos.
Las bolsas tienen una capacidad de 4 litros, frente al litro o litro y medio de los usados anteriormente, y están dotadas con asas que facilitan el llenado, transporte y almacenaje, especialmente en situaciones de emergencia. También cuentan con un dispensador, lo que limita la posibilidad de contaminación del agua tratada. “Este sistema de bajo coste podría ser una solución adecuada para conseguir que mucha población pueda acceder al agua de autoconsumo sin necesidad de grandes inversiones y de una manera más eficaz”, apunta uno de los autores del estudio, Sergio Gutiérrez, de la Universidad de Cádiz.
Tras la investigación confirmaron la capacidad de reducir los tiempos de exposición al sol de bolsas de calidad alimentaria, fabricadas con polietileno y acetato de vinilo, para conseguir una desinfección de hasta seis veces más rápida que las botellas de PET, con algunos microorganismos. Otra mejora significativa es el estado en el que permanecen las bolsas tras el uso continuado, ya que otros tipos de recipientes testados muestran daños y roturas tras cinco meses de uso, mientras que estas bolsas permanecen intactas.
Los métodos de desinfección alternativos que propone el estudio realizado por estos investigadores aportan una mejora significativa en la implantación de tecnologías que no requieren el uso de productos químicos ni fuentes de energía no renovables para que el sector de población al que puedan llegar sea mucho más amplio. Proporciona una fuente fiable de agua para el consumo al reducir los costes en su obtención y aumentar las posibilidades de transporte y uso.
Este proyecto les ha proporcionado el premio que otorga la Fundación 3M cada año a investigaciones que se centran en favorecer, apoyar y promocionar la innovación y la investigación para mejorar la vida de las personas.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, casi 700 millones de personas aún no tienen acceso al agua apta para el consumo humano. En este ámbito, la comunidad científica ha realizado numerosos estudios enfocados al tratamiento de pozos y acuíferos que presentan posibilidades de regenerarse para conseguir este objetivo. El problema principal es el alto coste que suponen estas acciones en la mayoría de los casos, por lo que no resulta una solución a corto plazo.