Las aguas subterráneas son masas de agua que se encuentran bajo la superficie terrestre, acumulándose en cada una de las capas permeables de la corteza terrestre. Se suelen encontrar en formaciones geológicas impermeables llamadas acuíferos. Se forman, principalmente, como resultado de precipitaciones en forma de lluvia o nieve. En general, mantienen una temperatura muy similar al promedio anual en la zona en la que se encuentren. Por ello, en las regiones árticas, pueden helarse.
Las aguas subterráneas no filtran directamente el agua procedente de las precipitaciones, sino que pasan por cada una de las capas permeables de la corteza terrestre hasta llegar a un punto de saturación donde el agua no se puede seguir filtrando. Forman parte del ciclo hidrológico y su papel es elemental en la actividad humana y en el mantenimiento de los ecosistemas.
Las aguas subterráneas más profundas pueden permanecer ocultas durante miles o millones de años. Son de vital importancia, ya que actúan como reserva y como recurso del agua dulce que hay en la Tierra. Además, tiene un papel muy importante en la naturaleza.
El agua es el recurso natural más preciado de la Tierra, vital para la existencia de todos los seres vivos que habitan en nuestro planeta. Es el líquido más abundante de la Tierra, cubre tres cuartas partes de la superficie de nuestro planeta, y por ello debe gestionarse de manera sostenible.
El 3% del agua que hay en la Tierra es dulce. La podemos encontrar en forma de acuíferos, lagos, lluvia y ríos. Del 3% de agua dulce que hay en la Tierra, un 69% se encuentra congelada en glaciares y polos, un 30% se encuentra en acuíferos subterráneos y menos del 1% es accesible para el consumo de los seres humanos.
¿Cómo se forman las aguas subterráneas?
Las aguas subterráneas se forman como resultado de precipitaciones en forma de lluvia o nieve mediante el filtrado de agua que se produce a través de los poros del terreno. Las podemos encontrar en formaciones geológicas porosas denominadas acuíferos, lugar donde se mueve el agua y está directamente conectada con las aguas superficiales.
Los acuíferos son reservas de agua que se encuentran debajo del suelo que se abastecen gracias a las precipitaciones en forma de lluvia, funcionando como una especie de cajón de agua que se encarga de proporcionar este recurso natural a los ríos.
En la época de lluvias, el agua se filtra a través de la tierra, almacenándose en estas reservas de agua, incrementando su tasa de recarga. Durante las épocas de mayor sequía, principalmente en la temporada de verano, estas reservas liberan el agua encargada de suministrar a los ríos, reduciendo el nivel de agua almacenada hasta la próxima temporada de lluvias.
¿Por qué son importantes las aguas subterráneas?
Las aguas subterráneas son muy importantes para la Tierra, ya que se utilizan para abastecer de agua potable al menos a la mitad de la población mundial. 2.500 millones de personas dependen de los recursos que nos proporcionan las aguas subterráneas para tener acceso al agua diariamente, satisfaciendo de esta manera sus necesidades básicas.
Son de esencial importancia para nuestra civilización, porque suponen la mayor reserva de agua potable en las regiones habitadas por los seres humanos. Puede aparecer en la superficie en forma de manantiales, o puede ser extraída mediante pozos. En tiempos de sequía, puede servir para mantener el flujo de agua superficial, pero incluso cuando no hay escasez, es preferible utilizar agua subterránea porque no tiende a estar contaminada por residuos o microorganismos.
Cuidar nuestro patrimonio hídrico, así como anticiparnos a los escenarios climáticos, será de vital importancia para el futuro, ya que cada vez dispondremos de menos agua para abastecer nuestras necesidades.
¿Qué pasará en el futuro con el agua?
Los expertos predicen que para el año 2050 entre 4.800 millones y 5.700 millones de personas sufrirán escasez de agua durante al menos un mes al año, mientras que el riesgo de inundaciones en el planeta aumentará considerablemente.
La calidad del agua también ha empeorado en los países menos desarrollados, provocando la contaminación en todos los ríos de Asia, África y América Latina. Dicho deterioro se va a agravar todavía más en las próximas décadas por culpa de las escorrentías agrícolas de fertilizantes que contienen los suministros de agua dulce.
Fuentes: Redacción Ambientum, AQUAE FUNDACIÓN, iagua