Esta es una de las conclusiones de un estudio elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas que describe por primera vez la conectividad y las líneas migratorias de esa especie de ave y su dispersión durante el invierno. La investigación ha sido publicada en la revista Diversity and Distributions.
“Los aguiluchos que se reproducen en una misma población, en la zona central de Kazajstán, pueden pasar el invierno en regiones tan diversas como Burkina Faso, Etiopía o la India, incluyendo dos continentes distintos”, explica el investigador del CSIC François Mougeot, de la Estación Experimental de Zonas Áridas.
La época de reproducción de esta especie se desarrolla entre los meses de abril y agosto en las estepas centroasiáticas. Después migran y permanecen en las zonas de invernada de finales de octubre a marzo. “En plena migración, los aguiluchos viajan unos 250 kilómetros diarios, pero lo más sorprendente es que las zonas que eligen para pasar el invierno individuos que crían uno al lado de otro estén tan alejadas y sean tan distintas entre sí”, continúa Mougeot.
Seguimiento por satélite
El estudio ha usado en sus mediciones aves marcadas con emisores satélites y el sistema de localización Argos. Los datos obtenidos de los individuos anillados indican que el aguilucho papialbo, especie que se ha aproximado vertiginosamente al riesgo de extinción en los últimos años, tiene una distribución invernal mucho más extendida que especies migratorias semejantes, como el aguilucho cenizo, Circus pygargus. Según el estudio, estos resultados, sugieren que individuos con diversas pautas migratorias coexisten en las mismas zonas de reproducción.
“El uso de emisores satélite indica, además, una alta mortalidad durante la migración y el periodo invernal. Esto refuerza la teoría de que los las etapas de migración anual son importantes para la demografía de esta especie”, concluye Mougeot.
Según los investigadores responsables de estudio, la gran dispersión geográfica de los individuos en las migraciones y durante el invierno representa un desafío para el diseño de estrategias de conservación eficaces, ya que requiere acciones coordinadas en una amplia zona espacial a lo largo de numerosos países.
En este trabajo han participado investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC, el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, centro mixto del CSIC, la Universidad de Castilla-La Mancha y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, así como otros centros de investigación de Escocia, Kazajstán y la India.