La densidad de alevines de trucha en la región salmonícola de Navarra se triplicó en 2016 respecto a 2015, con 1.645 alevines por hectárea el pasado año, lo que representa un 15% superior a la media de la serie histórica.
Ello ha originado que la densidad total aumentó en 2016 a 2.294 truchas por hectárea, cuando en 2015 fue de 1.183. A pesar de ello, el valor total de trucha sigue estando un 20% por debajo de la media registrada en 1992 en Navarra, tal y como se recoge en el último informe realizado por el Departamento de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno foral.
Los adultos han mostrado un ligero aumento en todas las cuencas, a pesar de que la dinámica negativa de 2015 “no permite ser optimista”, según valoración técnica, ya que las densidades promedio de adultos se encuentran todavía en niveles débiles, y con valores muy similares en todas las cuencas de la vertiente mediterránea. La cuenca Eska-Salazar es la que peor situada ya que no alcanza densidad normal de adultos, juveniles y tampoco de alevines. Ega-Urederra, Irati-Erro, Arga-Ultzama y Araquil-Larraun presentan un “aprobado” en producción de alevines, pero siguen teniendo densidad de adultos y juveniles débil o muy débil.
Tal y como explica el personal técnico de Medio Ambiente “parece que este año estamos algo mejor, pero aún sufrimos las consecuencias desastrosas de los años anteriores que se manifestaron el año pasado y previsiblemente aún se notarán dos años más”. Tan sólo las cuencas de la vertiente cantábrica presentan densidades de adultos por encima del umbral mínimo deseable. Así, Oria –Urumea y Baztan- Bidasoa son las cuencas que están en mejores condiciones, ya que Baztan–Bidasoa mantiene una densidad de adultos media mientras que Oria–Urumea continúa albergando densidades fuertes de adultos.
Seguimiento de la población de trucha
Anualmente, desde comienzos de los años noventa se realiza un seguimiento del estado de las poblaciones de trucha en los ríos de Navarra, a partir de los muestreos realizados por el Guarderío Forestal, con la participación de varias sociedades de pescadores se obtienen los datos de la población de trucha en Navarra. En este seguimiento se estudia el tamaño y la estructura de la población de trucha que está presente en los ríos, una vez finalizada la temporada de pesca. Con ello se conoce cuántas truchas quedan en el río y la composición de los grupos de edad que conforman la población: alevines, juveniles y adultos reproductores.
Estos estudios han permitido calcular cuál es la capacidad de carga de los diferentes tramos de los ríos salmonícolas de Navarra, es decir, su potencialidad para albergar una población de trucha más o menos numerosa. Esta capacidad depende de muchos factores como calidad del agua, caudal y temperatura y en general la composición de los fondos y el buen estado de las riberas. Estas condiciones suelen ser mucho más favorables para la trucha en las cabeceras de los ríos y en sus afluentes de montaña y van disminuyendo río abajo. Los estudios indican que sobre todo las riadas de los meses de diciembre, enero y febrero pueden provocar una baja producción de alevines porque arrastran frezaderos y alevines recién eclosionados. El pasado invierno no hubo riadas importantes y ello parece que ha redundado en unos buenos datos de alevinaje a nivel general.
407 salmones remontaron el Bidasoa el pasado año
Por otro lado, cabe indicar 407 salmones adultos remontaron durante el pasado 2016 el río Bidasoa para desovar aguas arriba, según el primer análisis de los datos que ha recogido el Guarderío Forestal en la nasa de Bera/Lesaka, a los que hay que añadir los 60 ejemplares que han sido pescados durante esta última temporada.
La tendencia positiva en la recuperación del salmón parece mantenerse en los últimos siete años por encima de los 400 ejemplares, frente a un promedio de 250 ejemplares que retornaban desde los años 90. Por tanto parece que se consolida una media de ejemplares superior a la de décadas anteriores a pesar del descenso del número de salmones remontados del último año.
Al igual que las poblaciones de trucha, el alevinaje en el salmón atlántico ha sido bueno. El índice de abundancia total es el mejores de la serie de datos disponibles, debido tanto al buen año de alevinaje natural como al repoblado desde la piscifactoría de Mugaire. El aumento de la producción de alevines se produce después de dos años seguidos (2014 y 2015) con una producción muy baja, similar a lo ocurrido con la trucha.
Estos datos se desprenden del adelanto del estudio que Medio Ambiente realiza anualmente y que se publicará la próxima primavera. En el informe me se recoge la evolución de la población de salmones, así como características tales como peso, longitud, altura, sexo, edad y origen.