También se tomaron importantes medidas para comenzar a frenar el incumplimiento continuado de los acuerdos por parte de varios países que hacen poco o nada para detener el comercio ilegal de marfil y de cuerno de rinoceronte.
Se han coronado dos intensas semanas de trabajo para los delegados de 178 países y varias decenas de ONG en las que se han conseguido acuerdos históricos. Entre otras medidas, se ha decidido por primera vez iniciar un proceso que pide a la mayoría de los países implicados en elcomercio ilegal de marfil que comiencen un trabajo firme para ponerle freno a corto plazo.
Los estados participantes han exigido a China, Kenia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Uganda, Tanzania y Vietnam, los países más implicados en el comercio ilegal de marfil, que presenten planes para hacer frente al problema en los próximos dos meses y realizar avances sustanciales antes de la próxima reunión de CITES en el verano de 2014.
Bajo las reglas de CITES, si dichos países no tomaran medidas inmediatas podrían ser sancionados, afectando a cualquiera de las 35.000 especies comerciales dentro del CITES, desde orquídeas a maderas o pieles de cocodrilo.
"Después de años de inacción, los avances logrados para proteger mejor a las especies aquí en Bangkok son un hito importante", dijo Carlos Drews, jefe de la delegación de WWF en CITES.
"Pero la lucha para detener el crimen contra la vida salvaje aún no ha terminado", añade Drews. "Estos países ahora tendrán que rendir cuenta de sus promesas, y deben aumentar la presión para hacer frente a la crisis mundial de la caza furtiva que está causando estragos en nuestro entorno".
La primera decisión para regular mejor el comercio de marfil se produjo cuando la pasada semana la primera ministra tailandesa, Shinawatra Yingluck, anunciaba en la jornada inaugural de la reunión que cerraría los mercados de marfil de su país. La promesa de la primera ministra se producía después de que más de 1,5 millones de personas firmaran peticiones de WWF, Avaaz, y el actor Leonardo DiCaprio pidiendo poner fin a este comercio.
Los gobiernos también han trabajado para asegurar una mejor protección de los rinocerontes amenazados, con la promesa de luchar contra el crimen organizado que trafica ilegalmente con cuerno de rinoceronte, imponiendo penas cada vez mayores.
Reducir la demanda
Además, los países aprobaron un plan para reducir la demanda de productos salvajes ilegales como el cuerno de rinoceronte, considerando erróneamente como una cura milagrosa para el cáncer o la resaca, sobre todo en Vietnam. Cerca de 700 rinocerontes sudafricanos murieron a manos de cazadores furtivos el año pasado, y en 2013 ya han sido abatidos 150 animales. Hasta 30.000 elefantes se pierden cada año por causa de la caza furtiva en África. Algunas especies, como el elefante africano de bosque, se encuentran sumamente amenazadas.
Asimismo, los gobiernos reafirmaron una protección mucho más estricta para tres especies de tiburones martillo, los tiburones oceánicos de punta blanca, el marrajo sardinero y dos especies de manta rayas. Los tiburones y mantas raya fueron incluidos en el Apéndice II para poder a regular su comercio internacional a niveles sostenibles y evitar el descontrol que está llevando a millones de individuos a morir cada año por sus aletas, un producto de lujo en Asia, especialmente apreciado en China.
"Este es un momento histórico, donde la ciencia ha prevalecido sobre la política. Los tiburones y las mantas raya están siendo literalmente borrados de nuestros océanos", dijo Drews.
"Estas decisiones demuestran que los gobiernos pueden reunir la voluntad política para mantener nuestros océanos saludables y garantizar la alimentación y otros beneficios para las generaciones venideras. Esperamos ver una actuación similar en el futuro para proteger otras especies marinas amenazadas por la sobreexplotación comercial, tanto a nivel nacional como internacional", dijo Drews.
Los negociadores también votaron a favor de la aumentar el nivel de protección de varias especies de palisandro (palo de rosa) y ébano, que han sido sujetas a niveles peligrosos de tala ilegal, conduciendo a la deforestación, especialmente en Madagascar, aunque también en las selvas latinoamericanas y asiáticas.