Los bosques de África son una de las grandes maravillas naturales del mundo. Al ser una persona que lleva décadas estudiando la ecología y la gestión de los ecosistemas forestales, aquellos que son exclusivos del continente no dejan de sorprenderme.
Es muy probable que algunos de ellos sean desconocidos para el público en general y, sin embargo, son muy fascinantes e importantes para hacer frente a los problemas actuales a los que se enfrenta el mundo en materia de biodiversidad y clima. Empezando por el noroeste y terminando por el sureste, me gustaría compartir los que son especiales para mí. Se trata de una selección totalmente personal. Otras personas habrían elegido otros, pues hay muchas opciones. Pero ¿durante cuánto tiempo?
Los bosques africanos, como muchos otros, se ven amenazados por la sobreexplotación, la conversión a otros usos del suelo y el cambio climático. Es probable que muchos desaparezcan o se degraden hasta tal punto que lleguen a un punto de inflexión en el que pierdan la valía que tienen ahora. Espero que este viaje a través de África contribuya a despertar el interés e inste a conservar y gestionar mejor estos ecosistemas únicos.
Los árboles de argán de Marruecos
No muy lejos de Agadir, en la costa atlántica marroquí, crece el árbol de argán (Argania spinosa). Es el único miembro de la gran familia Sapotaceae que crece en el hemisferio norte, la única especie de su género y es endémica de un área de unas 800.000 hectáreas.
El ser humano lleva más de tres mil años explotándolo y gestionándolo para obtener aceite de argán. Este es el aceite más caro del mundo, con un coste de hasta 275 euros por litro en un mercado de 450 millones de euros. El aceite de argán es, quizás, el que más se usa como hidratante y se suele encontrar en productos como lociones, jabones y acondicionadores para el cabello.
Además, el árbol de argán es también una fuente de madera para cercas, así como una fuente de carbón vegetal y de forraje para las cabras. Es verdaderamente polivalente, y resulta esencial sobre todo para el sustento de las mujeres. Por desgracia, a pesar de ser reserva de la biosfera de la UNESCO, está muriendo lentamente a causa del sobrepastoreo, la deforestación y el cambio climático. Esperemos que el auge de su aceite ayude a conservar y restaurar este ecosistema forestal único.
La selva tropical de la cuenca del Congo
Si volamos hacia el sureste, sobre el desierto del Sáhara y las sabanas sahelianas, llegamos a la selva tropical de la cuenca del Congo. El congoleño es la segunda área verde tropical más grande del mundo (después del Amazonas). Es el hogar de muchos gigantes, como el sipo o el moabi. Estos y otros son el origen de la preciada madera, pero también de importantes recursos para la población local, como alimentos y medicinas. También es el hogar de animales como elefantes, búfalos y gorilas de tierras bajas.
En lo más profundo de la cuenca del Congo se encuentra el mayor bosque pantanoso de turba del mundo. Descubierto recientemente por la ciencia, este lugar era conocido por la comunidad aka, que lo habita con la creencia de que es el sitio por el que vagaba Mokele Mbembe, un mítico monstruo del tamaño de un elefante que se asemeja a un dinosaurio.
Nadie lo ha visto nunca, pero en la actualidad se sabe que este territorio almacena más de 30.000 millones de toneladas de carbono. Su tala haría que se liberase todo el carbono y, si esto ocurre, habremos desencadenado un monstruo mucho peor que el Mokele Mbembe. Afortunadamente, debido a su lejanía y dificultad de acceso, este espacio ha estado protegido de forma natural hasta ahora, pero, si no permanecemos atentos, pronto podría verse amenazado por las prospecciones petrolíferas.
Los bosques afromontanos de África oriental
En la frontera oriental de la cuenca del Congo se alzan las montañas Ruwenzori, en cuyas laderas yacen los últimos bosques afromontanos, que conforman el hábitat del árbol más alto de África, un Entandrophragma excelsu. Escondido en un remoto valle del Kilimanjaro, posee la sorprendente altura de 81,5 metros.
Estos bosques albergan un alto nivel de endemismo –lo que quiere decir que muchos de estos árboles solo pueden encontrarse en este lugar– y biodiversidad. También actúan como depósitos de agua, regulándola y proporcionándola a las tierras bajas y a sus habitantes.
Estas frondas afromontanas almacenan más carbono por hectárea que la selva amazónica. Lamentablemente, en los últimos 20 años se han perdido 0,8 millones de hectáreas a causa de la agricultura. La mayor parte se encuentra en la República Democrática del Congo, Uganda y Etiopía. Esto ha provocado la emisión de más de 450 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
Bosques de miombo
Si continuamos nuestro viaje hacia el sur, pronto llegamos a la inmensa zona de los bosques de miombo. Se calcula que abarcan una superficie total de unos 2,7 millones de kilómetros cuadrados: desde Angola, en el oeste, a Tanzania, en el este, y hasta el extremo septentrional de Sudáfrica.
Más de 65 millones de personas dependen de estos ecosistemas para su subsistencia, ya que hacen uso de recursos como la leña, la madera, la producción de carbón vegetal, las frutas, la miel, las setas, las plantas medicinales y el pienso para el ganado.
Solo una especie arbórea conforma todo el paisaje: el Colophospermum mopane. Es un ecosistema importante para la diversidad y la biomasa de los grandes mamíferos de África meridional, incluidas algunas de las poblaciones más importantes que quedan de rinoceronte negro, elefante, rinoceronte blanco, hipopótamo, búfalo, jirafa y kudú mayor.
Este lugar es también la única fuente de un animal menos emblemático, pero muy relevante: el gusano mopane. Gonimbrasia belina, por su nombre en latín, es una fuente estacional de proteínas muy valiosa para las poblaciones que viven cerca
Por desgracia, la disminución de la densidad de los árboles de mopane, las precipitaciones más bajas de lo habitual y las temperaturas más altas de lo normal han afectado considerablemente a la disponibilidad del gusano y a los casos de brotes, amenazando los ya precarios medios de vida de las poblaciones locales.
El bosque espinoso de Madagascar
Cruzando el canal de Mozambique llegamos a Madagascar. En el suroeste de la Grande Ile crece el bosque espinoso. Se trata de un paraje como ningún otro en la Tierra, donde rarezas endémicas como el árbol pulpo (Didierea madagascariensis) y otros extraños miembros de la familia Didieraceae crecen mezclados con baobabs hinchados (Adansonia rubrostipa) y otros árboles botella (Pachypodium geayi).
El bosque espinoso está habitado por animales aún más extraños, como lémures blancos y fantasmales que son inmunes a las espinas, pájaros que cantan en comunidad y un camaleón que pasa la mayor parte de su vida en forma de huevo.
Por desgracia, al igual que las otras maravillas únicas de África, esta superficie se ve amenazada por la sobreexplotación para la producción de carbón vegetal, dado que los productores locales se han visto fuera del negocio debido al clima cada vez más imprevisible, y no tienen muchas otras oportunidades en el empobrecido y seco suroeste de Madagascar.
Hemos llegado al final de nuestro viaje por África. Nuestras elecciones son subjetivas y podríamos haber presentado otras maravillas forestales, pero esperamos que esto sea suficiente para convencer a los lectores de la importancia de estos ecosistemas y de que se encuentran amenazados por culpa de nosotros, los humanos. Deberíamos protegerlos y gestionarlos mejor, pues dependemos de ellos para sobrevivir.
Fuente: ROBERT NASI / EL PAÍS
Artículo de referencia: https://elpais.com/planeta-futuro/en-primera-linea/2022-03-31/las-maravillas-forestales-de-africa-y-las-amenazas-a-las-que-se-enfrentan.html