Hay muchas plantas de interior que pueden refrescar el ambiente y purificar el aire. Sin embargo, a veces se nos olvida que, al igual que un perro o un gato, se trata de seres vivos que necesitan ciertos cuidados. Uno de ellos es la limpieza. Por ello, aquí queremos explicar cuál es la mejor forma de quitarles el polvo para que puedan seguir con sus funciones vitales sin dificultad.
¿Por qué hay que limpiar regularmente las plantas?
Hay tareas de mantenimiento y cuidado de nuestras plantas de interior que debemos hacer regularmente. Es el caso, por ejemplo, de regarlas incluso cuando nos vamos de vacaciones. Con la limpieza sucede exactamente lo mismo.
Las plantas, a no ser que las movamos, permanecen siempre en el mismo sitio. Y, al igual que cualquier mueble o figura decorativa, acumulan suciedad en sus hojas. Según los expertos, cuando están llenas de polvo, se sienten como si estuviesen “resfriadas”.
Pensemos que las plantas utilizan sus hojas para respirar y hacer la fotosíntesis. Las partículas de polvo bloquean sus estomas, lo que les dificulta la realización de ambas tareas vitales. En un principio, este problema puede limitar su desarrollo. Pero, con el paso del tiempo, llegará a matarlas.
¿Cada cuánto tiempo debemos limpiar nuestras plantas? Depende de las características de la casa, ya que no en todas se acumula el polvo de igual modo. En cualquier caso, si pasamos el dedo sobre las hojas y notamos que su coloración se vuelve más oscura, ha llegado el momento.
Guía de limpieza de plantas paso a paso
Antes de empezar la limpieza de hojas en sí, no está de más quitar primero las partes secas o enfermas que pueda tener la planta. Para ello, existen diversas maneras de quitarle las partes innecesarias sin dañarla. Y, con los restos, siempre podemos dar rienda suelta a nuestra creatividad realizando manualidades con las hojas o flores secas.
Una vez hecho esto, el proceso de limpieza debe realizarse de la siguiente forma:
- Preparamos la solución de limpieza: Basta con poner en un recipiente adecuado medio litro de agua. A continuación, añadimos un par de gotas de detergente suave. El que usamos para lavar los platos nos valdrá.
- Humedecemos un trapo en la solución de limpieza: Ahora llega el momento de pasarlo con delicadeza por la cara anterior y posterior de cada hoja hasta retirar todo el polvo. Debemos revisar que no queda absolutamente nada de suciedad.
- ¿No ha sido suficiente? Entonces, debemos hacer lo mismo, pero utilizando un cepillo de dientes de cerdas suaves. Este elemento es imprescindible también si de lo que se trata es de quitar la suciedad de un cactus, ya que evitará que nos pinchemos al manipularlo.
- Secamos: Hay muchas plantas de interior que no toleran las hojas mojadas. Así que el último paso consiste en eliminar el exceso de humedad. Para ello, es necesario usar también un paño seco de microfibra.
No podemos descartar que, tras realizar la limpieza, las hojas se queden sin un poco del brillo natural que tenían anteriormente. En ese caso, recomendamos aplicar sobre su superficie un poco de aceite de oliva. La cerveza diluida en leche es otro remedio natural frente a este problema.
Beneficios de limpiar periódicamente nuestras plantas
La limpieza consigue que la planta pueda seguir realizando sus funciones vitales de la forma correcta y, por tanto, seguir aportando sus beneficios en casa. Por ejemplo, nos ayudan a depurar los agentes contaminantes que entran por la ventana cuando procedemos a ventilar un espacio y pueden regular los niveles de humedad ambiental.
En definitiva, las plantas están preparadas para cuidar de su propia salud. Incluso para aliviar el estrés que sufren. Sin embargo, para algunas cosas, necesitan de nuestra ayuda. Una de ellas es la limpieza. Una tarea que, con un poco de agua y jabón, un trapo y un cepillo, deberemos hacer cada cierto tiempo. Solo así tendrán la posibilidad de seguir respirando con normalidad, haciendo la fotosíntesis y aportando sus beneficios al aire que respiramos.
Fuente: Redacción Ambientum
