El retamo espinoso, el caracol gigante africano, la rana toro y el pez león son algunas de las especies depredadoras que han sido introducidas al país y que se han convertido en una amenaza para especies nativas y en un riesgo para la salud de los humanos.

Las invasoras actúan como depredadores o competidores de especies nativas. Su fácil adaptación a nuevos entornos y su rápida expansión son causa importante de pérdida de la biodiversidad.

Según el ABC de la Biodiversidad, publicación de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional y el Jardín Botánico José Celestino Mutis, Colombia tiene más de 300 especies reportadas con potencial de invasión.

Los efectos de este fenómeno son severos debido a que las especies nativas carecen de estrategias para protegerse de la depredación.

Ejemplos de invasoras agresivas se encuentran en todos los grupos taxonómicos, microorganismos, plantas, invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos y otros.

Entre las plantas se destacan el ojo de poeta o Susana, el retamo espinoso, el buchón de agua y la palma africana.

El retamo espinoso fue introducido de manera ornamental y como cerca viva. A causa de esto, los cerros orientales de Bogotá se encuentran invadidos por esta especie, así como muchas otras áreas en Cundinamarca, Boyacá y Antioquia.

En cuanto a los invertebrados, se encuentra el caracol gigante africano (Achatina Fúlica), una amenaza no solo para la biodiversidad sino también para la salud pública.

Este caracol, que hoy se encuentra en 122 municipios de 26 departamentos, fue introducido con el fin de explotarlo para uso estético y alimenticio. Se alimenta de organismos vivos como plantas, líquenes, hongos, materia orgánica en descomposición, derivados de plantas y paredes estucadas.

Consume 67 especies de plantas, 35 de ellas alimenticias, lo que genera la destrucción de cultivos y huertas; además produce hedores que afectan la calidad de los lugares que invaden. Asimismo, puede adquirir parásitos, bacterias y hongos, por lo cual es vector de organismos que ponen en riesgo la salud de los humanos.

Entre los peces marinos sobresale el pez león (Pterois volitans), especie proveniente del Océano Índico y Pacífico que se estableció en Norteamérica y el Caribe.

Se trata de un depredador de peces y crustáceos en arrecifes de coral, que afecta severamente la red trófica. Tiene una alta tasa de reproducción y puede sobrevivir largos períodos con poco alimento.

La rana toro (Lithobates catesbeianus) es otra especie invasora. Este anfibio proveniente de Norte América fue introducido por el Valle del Cauca en 1986 con fines de zoocría (cría de animales bajo condiciones controladas). Sin embargo, en 1992, escapó y se ubicó en áreas naturales de diferentes departamentos.

Su alta fecundidad, la gran tolerancia ecológica y amplia dieta hacen de este animal un fuerte depredador de insectos y vertebrados pequeños, que compite por recursos con otras especies nativas.

Según investigadores, su control debe iniciarse con el conocimiento de su ciclo de vida y demografía.

Por último, los investigadores Hugo F. López, Olga L. Montenegro y Luisa F. Liévano, autores del libro, consideran que, aunque en Colombia se ha documentado la existencia de especies invasoras, es necesario que se aborde el tema más ampliamente para determinar la dimensión de sus efectos sobre la biodiversidad del país.



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