Manantiales kársticos en el sur de Australia
Piccaninnie Ponds Karst Wetlands, situado en la costa meridional australiana y con más de 8 kilómetros cuadrados de extensión protegidos, es un ecosistema incluido también en grave peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El peligro, como ejemplo, es tal que de las 50 especies de cangrejos de agua dulce Euastacus que sobreviven en estas zonas, 17 ya están en peligro crítico de extinción.
Mar de Aral
El Mar de Aral (Uzbekistán-Kazajistán) era el cuarto lago más grande del mundo. Actualmente, apenas sobrevive un 10% de su superficie que un día cubrió hasta los 68.000 kilómetros cuadrados. Es sin duda uno de los mayores desastres medioambientales ocurridos en nuestra historia reciente. La UICN ha calificado el Mar de Aral como ecosistema en colapso al haber perdido su biodiversidad original incluidas 28 especies de peces endémicos.
Bosques de Acacias en Senegal, Malí y Mauritania
La desecación azota las ya pocas llanuras de bosques de acacias que crecen (o más bien resisten) en la cuenca del río Senegal (África). Las aves están desapareciendo y la agricultura intensiva y el sobrepastoreo están acabando con la biodiversidad de esta zona tan emblemática del planeta. La UICN considera esta zona en peligro crítico de extinción.
Turberas elevadas en Alemania
Estos humedales con sus zonas encharcadas y sus depresiones representan un auténtico ejemplo de biodiversidad. También son zonas con grandes reservas de carbono, con una gran acumulación de biomasa muerta. Estas turberas están siendo drenadas y convertidas en cultivos de los que se obtiene bioenergía; sin embargo, su destrucción libera grandes cantidades de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. La desaparición de turberas como las de Hunsrück y Eifel, han obligado a la UICN a añadirlas a la lista de zonas en peligro crítico de extinción.
Fynbos de Sudáfrica
Los matorrales de “fynbos” (plantas de hojas finas), de gran variedad (8.500 especies de plantas) y colorido y que representan uno de los tesoros botánicos de África, también se encuentran entre los ecosistemas en mayor riesgo de desaparición según la UICN. Los responsables son los incendios forestales, la expansión urbanística y la destrucción del hábitat a causa de la agricultura.
Coorong en Australia
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza también cataloga el parque nacional de Coorong de Australia y sus lagos, bosques y lagunas, como un humedal en peligro crítico de extinción. A pesar de los esfuerzos internacionales (está reconocido como humedal de importancia internacional), apenas sobrevive el 10% de su superficie original en la actualidad (y de manera fragmentada). Las tierras agrícolas son una de las responsables de esta agonizante pérdida.
Pantanos costeros en Sídney, Australia
De nuevo Australia es foco de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Y es que la cercanía de la urbanización, el fracking, las carreteras, la invasión de especies exóticas, la minería, los incendios o los efectos del cambio climático están provocando que los pantanos costeros de la cuenca de Sídney estén bajo seria amenaza. El 60% de los humedales costeros de esta zona ha desaparecido o está muy degradado.
Humedales de la cuenca del río Murray en Australia
La zona más poblada de Australia se surte de los ríos Murray y Darling. También ellos son los sustentadores de una de las mayores zonas de biodiversidad asociadas a bosques, lagos o pantanos. Sin embargo, la sobreexplotación humana del suministro hídrico -para tareas agrícolas entre otras cosas- está acabando tanto con la vegetación como con su capacidad. Actualmente apenas resiste el 18% de su capacidad total, por lo que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha incluido este ecosistema en peligro crítico de extinción.
Bosques de algas gigantes en Alaska
Las laminariales o algas gigantes son lo más parecido a un bosque submarino que tenemos en la naturaleza. Los bosques de laminariales de Alaska pueden llegar a superar los 50 metros y forman parte de un ecosistema donde numerosas especies encuentran su hábitat natural. Por desgracia, la sobrepesca, la contaminación o fenómenos meteorológicos como el Niño están destruyendo la cadena trófica y provocando que los erizos de mar deforesten los bosques de algas. Y es que una proliferación excesiva de estos invertebrados marinos tiene un grave impacto ecológico sobre el fondo océanico.
Arrecifes de coral en el Caribe
La amenaza es patente. Dos tercios de los arrecifes están directamente amenazados por el ser humano: la agricultura intensiva, el cambio climático -que provoca un blanqueamiento del coral-, la presión del turismo y la sobrepesca han empujado a este punto caliente e impresionante de la biodiversidad de la Tierra al riesgo crítico de extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Fresnos de América del Norte
Se calcula que 5 de las 6 especies más abundantes de fresnos norteamericanos están siendo invadidos por una especie foránea, el Agrilus planipennis o barrenador esmeralda del fresno. Los fresnos son un componente clave de los bosques de América del Norte. Proporcionan hábitat y alimento para aves, ardillas e insectos, entre ellos, especies polinizadoras como las mariposas y las polillas.
El barrenador esmeralda de rápida expansión llegó a finales de la década de 1990 en paletas de madera infestadas, y ya ha destruido decenas de millones de árboles en los Estados Unidos y Canadá. Cabe la posibilidad de que destruya más de ocho mil millones de árboles de fresno.
Bosques nublados, Isla Howe (Australia)
Se trata de complejos de vegetación únicos en zonas caracterizadas por la presencia de nubes en movimiento. Estos extraen de las nubes la humedad atmosférica por encima de los índices de precipitaciones normales. Si no fuera por la presencia de esta vegetación, la humedad se convertiría en un recurso hídrico sin provecho. Las montañas de Rwenzori de África contienen bosques nublados biológicamente únicos, así como el bosque nublado de musgo nudoso, en la isla Howe. Estos tienen un alto valor biológico, hidrológico y patrimonial. Sin embargo, es alarmante la velocidad a la que están deteriorándose, e incluso, desapareciendo.
Costa de Belice, Centroamérica
Es un sistema natural sobresaliente que consiste en el arrecife de coral más grande del hemisferio norte. Está formado por siete zonas y todas ellas suponen un hábitat importante para las especies amenazadas, incluidas las tortugas marinas, los manatíes y el cocodrilo marino estadounidense. Los principales problemas a los que se enfrenta esta es la complejidad de gestionar varias áreas protegidas repartidas en un área tan extensa, la sobreexplotación de recursos marinos, desarrollo costero, turismo, desarrollo industrial y exploración de petróleo y gas.
Monte Nimba, África
Situado en los confines de Guinea, Liberia y la Côte d’Ivoire, el monte Nimba (África) domina un paisaje circundante de sabanas. Esta reserva contiene especies originales y diversas de las poblaciones de animales y plantas más amenazadas como el Micropotamogale del Monte Nimba (Micropotamogale lamottei) o el sapo vivíparo del Monte Nimba (Nimbaphrynoides occidentalis). Esta zona está especialmente amenazada por el aumento de la presión demográfica y con ello, una intensa caza furtiva. Además, la necesidad de tierras para la agricultura y la ganadería ha fortalecido la práctica tradicional de limpieza por fuego.
Bosques lluviosos de Atsinanana en Madagascar
Comprende seis parques nacionales que se extienden a lo largo de la costa oriental de Madagascar. Sus bosques son imprescindibles para la supervivencia de la biodiversidad de la isla. Los bosques lluviosos se han inscrito en la «Lista del Patrimonio Mundial» tanto por su importancia para los procesos ecológicos y biológicos, como por su biodiversidad y el gran número de especies amenazadas que albergan,como primates y lémures. Los principales problemas que afronta son la agricultura masiva y la explotación de los recursos de la tala, la caza y la extracción de gemas.