El encuentro contó con la participación de técnicos procedentes de las comunidades autónomas de Castilla y León, Cantabria, Asturias y Cataluña, que están llevando a cabo proyectos para la conservación del urogallo no sólo en la cordillera cantábrica sino también en los Pirineos.
Los ponentes han dado a conocer sus experiencias en los trabajos de conservación y mejora de las arandaneras en estas comunidades autónomas ejecutados en el marco del proyecto LIFE+ Urogallo cantábrico y en el proyecto Gallipyr, la Red Pirenaica de los Galliformes de Montaña. El técnico del Conselh del Val D’Aran, Ivan Afonso, ha puesto de manifiesto la vinculación entre el urogallo y el arándano y los tratamientos forestales que han favorecido el incremento de la cobertura de esta especie y su efecto sobre los urogallos.
Por su parte, la investigadora de la Universidad de León, Esther Sierra, mostró el efecto que sobre la altura y cobertura de las arandaneras tienen los herbívoros, en particular ciervos y en menor medida el ganado doméstico, especialmente en el sector oriental del área de distribución del urogallo cantábrico.
En estas jornadas, también han participado los técnicos Froilán Sevilla, de la Junta de Castilla y León, Javier Espinosa del Gobierno de Cantabria y Teresa Sánchez Corominas, del Principado de Asturias, que expusieron los diversos resultados obtenidos de los trabajos forestales ejecutados en sus respectivas comunidades autónomas con el objetivo de favorecer el arándano.
En diversas mesas de trabajo, se debatieron las acciones de conservación de hábitat impulsadas para favorecer el desarrollo del sotobosque y así incrementar las fuentes de alimento y refugio del urogallo cantábrico, y el desbroce de matorral como medida de mejora de las poblaciones de arándano. Las acciones de gestión de hábitat del LIFE+ Urogallo cantábrico fueron revisadas y planificadas, junto con el resto de actuaciones del proyecto, en el Comité de Gestión que se celebró ayer en Caboalles de Arriba (León).
El proyecto LIFE+ Urogallo cantábrico, coordinado por la Fundación Biodiversidad, pretende garantizar un estado de conservación favorable de los ecosistemas del urogallo cantábrico mediante actuaciones de restauración y gestión de hábitat, favorecer el éxito reproductor y la supervivencia de los adultos y promover la conciencia social y la participación pública, aumentando el conocimiento sobre la subespecie.