El cambio climático acelera los factores que ponen en riesgo de extinción de las 1.226 aves amenazadas en el mundo, una de cada ocho, según la Lista roja de Aves 2008 elaborada por la organización ecologista BirdLife y la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN, en sus siglas en inglés), presentada hoy en Bonn (Alemania). De este total, 190 se encuentran en situación de peligro crítico .
Este año ocho especies se han incorporado a la categoría de mayor riesgo (peligro crítico). Además, 26 especies de aves cambiaron de categoría debido a transformaciones en el tamaño de la población, la tasa de disminución o el tamaño en su distribución. Sólo dos de ellas mejoraron su situación, mientras que el resto han pasado a un nivel de mayor amenaza.
Entre las especies cuya situación a empeorado se incluyen algunas de amplia distribución continental, como el zarapito real (Numenius arquata) y la tallareta cuellalarga (Sylvia undata).
Esta última actualización de la Lista Roja muestra que las aves se encuentran bajo una enorme presión debido al cambio climático afirmó en un comunicado Jane Smart, jefe del Programa de Especies de la UICN. En este sentido, recordó que la Lista Roja de la UICN es el estándar mundial donde se mide la pérdida de especies, por lo que urgió a los gobiernos a dar importancia a la información presentada y destinar mayores esfuerzos a proteger a estas especies.
Sequías y fenómenos extremos
Así, del estudio se desprende que las largas sequías y los fenómenos meteorológicos extremos están aumentando la presión sobre los hábitats de los que dependen muchas aves. Estos dos factores, sumados a una extensiva y continua pérdida de hábitats, han incrementado la tasa de extinción tanto en los continentes como en las islas, donde se han producido la mayoría de las extinciones históricas.
Por ejemplo, en Australia, la ratona emu de Malee (Stipiturus mallee) se encuentra en un proceso muy rápido de disminución en sus poblaciones y su hábitat está en la actualidad tan fragmentado que un simple incendio menor podría ser catastrófico.
Mientras, en las islas Galápagos, el sinsonte de Floreana (Nesomimus trifasciatus) se encuentra confinado en dos islotes cercanos a la isla Floreana. Su población ha disminuido en más de la mitad, de un número máximo estimado de 150 individuos en 1966 a menos de 60 y en la actualidad se encuentra amenazado debido a fenómenos climáticos extremos.
En Papúa Nueva Guinea, la deforestación causada por una demanda creciente de aceite de palma ha llevado a incluir especies como la azor de Nueva Bretaña (Accipiter princes) en una categoría de amenaza mayor.
Dos especies mejoran
Sin embargo, hay dos especies cuya situación ha mejorado. Son la dúcula de Marquesas (Ducula galeata) y el kiwi moteado menor (Apteryx owenii), que se han beneficiado de acciones de conservación. Los resultados de los planes de acción que se han puesto en marcha para ambas especies se reflejan en su inclusión en categorías de menor amenaza.
Esto demuestra no sólo que las acciones de conservación funcionan sino que resultan vitales para prevenir la extinción de estas y otras especies , señaló el doctor Stuart Butchart, coordinador global de Investigación e Indicadores de BirdLife.
El cambio climático tendrá cada vez más protagonismo en futuras actualizaciones de la Lista Roja. Así, el correlimos cuchareta (Eurynorhynchus pygmeus) se encuentra ya en Peligro Crítico, debido en parte a la aceleración en la disminución de sus poblaciones por la pérdida de hábitat que ha sufrido y a la degradación de las llanuras de marea, de los que depende en su ruta migratoria en el invierno.
Programa de extinciones preventivas
Para combatir la creciente amenaza de extinción de varias especies, BirdLife ha lanzado el Programa de Extinciones Preventivas, hasta ahora el mayor programa de conservación para aves y de mayor envergadura en lo que se refiere al número y la distribución de aves.
El Programa se centra en las 190 aves categorizadas como En Peligro Critico en la Lista Roja de la UICN del 2008, mediante la búsqueda de Campeones de la Conservación , que financiarán el trabajo de los Guardianes de Especies designados para cada ave, organizaciones y personas mejor posicionadas para llevar a cabo el trabajo de conservación necesario para prevenir la pérdida de estas especies.