Un equipo internacional de paleontólogos liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) ha hallado un yacimiento de trilobites gigantes en una cantera cercana a la localidad de Arouca (Portugal).
Aunque estos artrópodos marinos del Paleozoica, no suelen superar los 10 centímetros de longitud, los encontrados en esta cantera exceden los 30 cm y alcanzan incluso los 90, lo que los convierte en los mayores fósiles de trilobites hallados hasta la fecha. El trabajo se publica en el último número de la revista Geology.
Se han encontrado algunos individuos enrollados en posición defensiva u otros que murieron mientras mudaban el caparazón y
conservan su vieja muda junto al cadáver. Esta circunstancia ha permitido a los investigadores trazar instantáneas de la
vida de los trilobites, unos organismos que colonizaron los mares paleozoicos durante 250 millones de años, pero que normalmente se estudian a partir de partes desarticuladas.
El coordinador de la investigación, J.C. Gutiérrez Marco, explica: “La cantera brinda fósiles de especies conocidas y ampliamente distribuidas, pero lo que resulta excepcional es que los ejemplares adultos se conservan completos y articulados, en tanto que en España y el resto de Portugal, para rocas de edades comparables, sólo disponemos de fragmentos y restos de mudas de los individuos de mayor tamaño”.
Los expertos relacionan el gran tamaño de los fósiles hallados con el gigantismo polar observado en distintos grupos de invertebrados, ya que durante el Ordovícico (segundo periodo de la era Paleozoica, que terminó hace unos 443) los territorios
ibéricos se ubicaban muy cerca de lo que entonces era el polo Sur (el actual Sáhara) y formaban parte de la plataforma marina que circundaba el desaparecido continente de Gondwana.
“Las claves para la formación del yacimiento”, continúa Gutiérrez Marco, “son las circunstancias ambientales locales, desarrolladas en un pequeño sector de la plataforma marina que retuvo aguas frías y estancadas pobres en oxígeno”. Esto, asfixió y conservó in situ los cadáveres de muchos trilobites, sorprendidos por la muerte cuando se juntaban para mudar y reproducirse o cuando se protegían de los depredadores.
Según Artur Sá, coautor de la investigación “estos agrupamientos obedecen a patrones defensivos frente a los depredadores y han sido observados en muchos organismos actuales durante los procesos de muda y reproducción en masa,”.