La isla de Malpelo, ubicada a más de 500 kilómetros del litoral pacífico de Colombia, posee un ecosistema único en alta mar que ha encontrado su réplica en una pecera gigante de la costa atlántica francesa. A simple vista este islote rocoso no ofrece mucho atractivo en los 300 metros que sobresale sobre el nivel del mar, pero es una vez dentro del agua, en sus 4.000 metros de profundidad, cuando deslumbra toda su riqueza.
La idea de esa diversidad escondida es la que se ha querido llevar a la superficie en el acuario de Nausicaá, el Centro Nacional del Mar en la localidad de Boulogne-sur-Mer, en el norte de Francia. Su nueva exposición permanente, la única en el mundo de alta mar, ha requerido la construcción de un espectacular tanque de 10.000 metros cúbicos, donde se hallan algunas de las mismas especies que habitan ese remoto enclave como tiburones, mantas y arenques.
Una réplica casi exacta
En el gran tanque, que incluye un túnel de 18 metros, se concentran muchas de las especies que, sin proceder directamente del área protegida de Malpelo, recrean lo que hay allí, según los organizadores. El responsable de la muestra precisa que han traído de Australia diez ejemplares de tiburón martillo que se están adaptando, mientras que otras especies han sido cultivadas para el acuario en exclusiva en piscifactorías de Asia y Estados Unidos.
Corales, algas y anémonas también tienen su espacio en el acuario, al igual que en Malpelo, refugio que ofrece nutrientes y descanso a una gran diversidad de fauna en mar abierto. Un verdadero oasis, en palabras del director del centro francés, que reconoce los esfuerzos de los biólogos por protegerlo durante décadas.
Malpelo es solo una ventana abierta a las zonas en alta mar y, ahora que tiene su réplica en Europa, se espera que crezca la sensibilidad del público en favor del cuidado de esas áreas, que ocupan más de la mitad de la superficie de los océanos.