Hallan una nueva especie de orangután
Los científicos ya habían advertido que los miembros de esa pequeña comunidad, descubierta en 1997 tras años de rumores, parecían tener algunas diferencias con otros orangutanes, tanto físicas como en su comportamiento, y pensaban que la prueba de esas diferencias estaría también en sus genes. Pero fue el hallazgo en 2013 del esqueleto de uno de estos orangutanes -que murió a manos de algún humano- lo que permitió investigar su cuerpo, hacer un estudio genético y confirmar las sospechas.
Según argumentan en este estudio, publicado en Current Biology y liderado por científicos de la Universidad de Zúrich, las diferencias que presentan -por ejemplo, en su dentadura y en su cráneo- son suficientemente significativas como para considerarlos miembros de otra especie de orangután.
"Son más gráciles, ligeramente más pequeños y con características dentarias estadísticamente diferentes del resto de orangutanes", explica a este diario Tomàs Marquès-Bonet, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) y coautor de este estudio, en el que participan también otros dos científicos de su centro.
Hace tiempo que algunos estudios naturalistas apuntaban a que esos orangutanes eran distintos, recuerda Marquès-Bonet, aunque ha sido ahora cuando han podido ser investigados desde diferentes puntos de vista (morfología, etología y genética) y han visto que "son sustancialmente diferentes".
Con este hallazgo, las especies de grandes simios conocidas que siguen vivas pasan, por tanto, de seis a siete. Así, el orangután Tapanuli (Pongo tapanuliensis) se suma al chimpancé (Pan troglodytes), al bonobo (Pan paniscus), al orangután de Sumatra (Pongo abelii), al orangután de Borneo (Pongo pygmaeus), al gorila oriental (Gorilla beringei) y al gorila occidental (Gorilla gorilla).
El gran simio más amenazado
Tras presentar al nuevo orangután, los científicos han dado la mala noticia: sólo quedan 800 tapanulis. Y es que, aunque se trata de una especie de orangután distinta, tiene que hacer frente a las mismas amenazas. Las principales son la caza por parte de los humanos y la destrucción de su hogar (la selva está siendo arrasada para plantar cultivos). Por si fuera poco, hay un proyecto para construir una presa hidroeléctrica en la zona en la que viven que, si sale adelante, inundaría grandes zonas de su hábitat.
Con que muriera un 1% de los ejemplares cada año, estiman los científicos, la especie correría ya riesgo de extinción. "Si anualmente murieran o fueran sacados de la selva 8 de los 800 ejemplares que quedan, la especie podría estar condenada a desaparecer", advierte Alexander Nater, científico de la Universidad de Zúrich y coautor del estudio. Tan grave es su situación que consideran a este orangután el gran simio más amenazado del planeta.
El descubrimiento de esta nueva especie ha puesto de manifiesto -una vez más- las sorpresas que da la naturaleza. "Si después de 200 años de investigación biológica rigurosa todavía podemos encontrar nuevas especies en este grupo, ¿qué otras cosas estamos pasando por alto? ¿Especies ocultas, relaciones ecológicas desconocidas o umbrales críticos que no debemos cruzar?", se pregunta Erik Meijaard, de la Universidad Nacional de Australia. En su opinión, aunque los humanos están llevando a cabo un experimento global y amplio, nuestro conocimiento sobre nuestro impacto y cómo puede afectar a nuestra propia supervivencia es casi de cero.