Llevan desde los años 80 trabajando en esta laboriosa tarea y acaban de publicar un trabajo sobre el uso medicinal de las plantas en el poniente granadino en la revista Journal Ethnopharmacology, con Guillermo Benítez como investigador principal.

Hasta ahora hay catalogadas más de 600 plantas de las que se ha recogido información en la provincia, incluyendo tanto usos medicinales, alimentarios, textiles, etc. como otros estrechamente relacionados con la cultura y tradiciones del territorio, en relación a determinadas festividades, ritos, cuentos o leyendas, explica González Tejero, muchas de indudable interés como aquellas con utilización medicinal que pueden propiciar en un futuro el descubrimiento de nuevos principios medicamentosos.

De Alhama a Montefrío

"Hemos hecho trabajos muy interesantes en Almería, en el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar; en Huelva, en la Sierra de Aracena, en Cádiz, en la sierra de Grazalema, y compañeras de la UMA han trabajado en la zona del Parque Natural de los Alcornocales, en Cádiz. Pero son Jaén y Granada las provincias que tenemos más estudiadas. Ahora necesitamos completar los territorios no estudiados y profundizar en las zonas que ya hemos tocado".

Precisamente, profundizar ha sido el objetivo de Guillermo Benítez. Benítez, por razones de origen entre otras, se ha centrado en 16 municipios granadinos, recorriendo "de Alhama a Montefrío" todo el occidente granadino. Para ello, ha encuestado a 280 personas para localizar "informantes" y hacerles una "entrevista etnobotánica en profundidad". Así, ha contactado con "curanderos, hierberos, pastores, agricultores, gente con afición… en general personas mayores (alrededor de los 60 años), tanto mujeres como hombres, pero que, siendo apasionados del tema, a veces creen que ya no hay hueco en la sociedad actual para esos conocimientos". "Los que saben, le dan mucha importancia a esta información -explica González Tejero- porque muchas veces están hablando de los únicos recursos que han tenido a mano para solucionar problemas de salud, en la alimentación, en la casa, etc".

Gracias a este saber popular que todos ellos han recibido de forma oral, Benítez ha catalogado 229 especies que se utilizan entre otras cosas para el tratamiento tratan, entre otros usos, 100 problemas diferentes de salud relacionados, sobre todo, con el aparato digestivo, el sistema respiratorio y el circulatorio. "También están incluidas plantas como el esparto, la enea, la mimbre (especies usadas en artesanía tradicional) o más de 160 especies silvestres alimenticias, usadas para comer, como condimentos o como "golosinas silvestres". Entre las especies catalogadas como medicinales "hay algunas que son utilizadas para tratar problemas graves de salud, por ejemplo dolores tumorales, como la zarzaparrilla, que merecerían un estudio detallado de los principios químicos que pudieran avalar científicamente este uso determinado".

"Este estudio es un punto de inicio", explica Guillermo Benítez. "Hay muchas líneas de estudio que seguir: cotejar esta información con estudios epidemiológicos de la zona o analizar químicamente las plantas de las que no se han hecho estudios fitoquímicos que corroboren las propiedades atribuidas (como en el caso de la "taramilla", especie Polygonum bellardii, usada para descender los niveles de glucosa en sangre -hipoglucemiante-). De este tipo de estudios es de donde salen muchas veces nuevos fármacos basados en moléculas aisladas de productos naturales o nuevos materiales para la industria; por ejemplo, algunos estudios etnobotánicos en el Amazonas permitieron identificar distintas especies productoras de látex lo que favoreció la obtención de látex y caucho de forma industrial para su aplicación en diversos productos, empezando por los neumáticos de los automóviles, asevera. Además tiene previsto publicar con la Universidad de Granada un libro en el que se explique en cada caso cuándo se recolecta, qué parte se usa, y también cómo se prepara.

Patrimonio cultural

"Hay una pérdida de conocimientos así que este trabajo hay que hacerlo rápido para que se pierda lo menos posible", asegura Benítez. González Tejero opina que la mayor parte de este conocimiento se encuentra en manos de personas de edad avanzada, no obstante podríamos ser un poco optimistas ya que desde su punto de vista las tendencias actuales actual de vuelta a los saberes tradicionales, a la agricultura ecológica, a manejos compatibles con la conservación del medio…etc. pueden ayudar a conservar estos conocimientos.

Para ayudar a que este patrimonio cultural no se pierda, este grupo de investigación está trabajando en la elaboración de una base de datos online que podrá ser consultada por todo tipo de público que recoja la información obtenida hasta la fecha "y que nos permitirá ir actualizando la información según la vayamos catalogando". "El diseño ya está listo pero falta volcar los datos", explica González Tejero. "Queremos que, de alguna manera, la información que hemos conseguido vuelva a las manos de los que la han aportado".



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