La actividad humana mejora la productividad de los ecosistemas en todo el mundo, según un estudio con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicado en Nature Geoscience.
“Los ecosistemas gestionados transforman en biomasa un 60% del carbono que asimilan durante la fotosíntesis, mientras que los naturales lo hacen sólo un 45%”, explica Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals, de Barcelona.
Los investigadores han comprobado este hecho en los seis tipos principales de ecosistemas que hay en el planeta (bosques, prados, cultivos, tundras, turberas boreales y humedales). "A nivel global e independientemente del clima y la vegetación, todos los ecosistemas gestionados por la actividad humana generan biomasa de una manera más eficiente", señala Peñuelas.
"Durante la historia, los humanos nos hemos esforzado para aportar el máximo de recursos a las plantas y así aumentar su productividad de madera, fibras o alimentos. Con este estudio hemos cuantificado qué ha representado esta gestión histórica para los ecosistemas de todo el mundo", apunta Peñuelas. Ejemplos de esta gestión humana son la fertilización de los pastos, que incrementa el stock de nutrientes del ecosistema, o las claras de bosques que aumentan la disponibilidad de nutrientes para cada árbol individual en reducir la competencia entre ellos.
Según los investigadores, este estudio ayudará a hacer proyecciones de futuro y a tomar decisiones políticas para mantener una producción de biomasa, alimentos, madera y fibras naturales que dé respuesta al crecimiento acelerado de la población mundial. Del mismo modo, se podrá cuantificar mejor el carbono que los ecosistemas son capaces de secuestrar y planificar estrategias de gestión que disminuyan la cantidad de CO2 en la atmósfera.