No es que no envejezcan es que parece que a medida que lo hacen ganan fuerza.
Los árboles viejos sirven y mucho. La creencia arraigada de que no capturan carbono no va más de acuerdo con un estudio internacional publicado en Nature.
En él, científicos de distintas regiones, entre ellos Esteban Álvarez, del Jardín Botánico de Medellín, estudiaron 673.046 árboles de 403 especies de todos los continentes, árboles tropicales y de zonas templadas, algunos con hasta 80 años de edad.
Se encontraron que en la gran mayoría la tasa de crecimiento de su masa aumenta de manera continua con el tamaño del árbol.
Valiosos
Los árboles viejos, entonces, no solo son reservorios de carbono sino que fijan grandes cantidades cada año.
En términos absolutos, árboles de 100 centímetros de diámetro adicionan de 10 a 200 kilos de masa seca aérea (depende de la especie), para un promedio de 103 kilos año.
Eso es casi tres veces la rata que acumulan árboles jóvenes de la misma especie de solo 50 centímetros de diámetro. Es decir, el equivalente a un árbol nuevo cada año de 10 a 20 centímetros de diámetro.
"En términos humanos es como si uno acelerara el crecimiento luego de la adolescencia en vez de reducirlo", explicó Nate Stephenson, director de la investigación. "Es como si una persona pesara media tonelada en su edad media y una en la vejez".
Richard Condit, uno de los coautores del reporte presentado en la revista, reafirmó ese hallazgo. "En vez de disminuir o cesar en su crecimiento y en la captura de carbono, como asumíamos hasta ahora, la mayoría de los árboles viejos en las selvas de todo el mundo crecen más rápido, secuestrando más carbono".
La aparente paradoja de un árbol aumentando su crecimiento a pesar de disminuir el tamaño de las hojas y su productividad, puede explicarse por el aumento en el área total de hojas que compensa la reducción en productividad por unidad de área y las reducciones en densidad poblacional: los árboles mayores tienen más hojas en total.
Ese crecimiento no es un fenómeno limitado a pocas especies. Los autores explicaron que los hallazgos recientes de un crecimiento extraordinario en algunos de los árboles más masivos de las especies Eucalyptus regnans y Sequoia sempervirens también se da en las demás especies.
Algunos de los árboles más grandes pueden ganar hasta 600 kilos al año.
Stephen Sillett, de Humboldt State University, quien condujo el estudio de los eucaliptos, dijo a Nature que lo hallado por su grupo en 2010 se confirma ahora se aplica a casi todos los tipos de árboles.
Hasta hoy la literatura científica estaba llena de estudios documentando un rápido crecimiento inicial de los árboles y luego un estancamiento en la cantidad de carbono que almacenan.
"La idea de que las selvas viejas son decadentes es un mito", agregó.
El estudio tiene amplias implicaciones, tanto en el manejo del bosque y en las mediciones sobre almacenamiento de carbono.