El urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) es una subespecie del urogallo común que se encuentra gravemente amenazada aunque las causas de su declive no están del todo claras.
Ahora, un estudio publicado en la revista Conservation Genetics, revela las posibles consecuencias que tuvo en la población de esta ave la caza como trofeo de sus machos reproductores.
“El urogallo cantábrico es un especie que estuvo sometida a una intensa caza durante la mayor parte del siglo pasado, centrada sobre todo en los machos adultos durante la época de apareamiento”, explica a Rolando Rodríguez, investigador de la Universidad de Exeter (Reino Unido), que ha liderado el estudio.
Población y cuellos de botella
“Una disminución por cuello de botella suele dejar huella en las características genéticas de la especie, produciéndose una pérdida de la variabilidad", dice Mirol
Según el estudio, durante la época en la que se practicó la caza intensiva de machos, la población del urogallo cantábrico pudo pasar por una disminución importante denominada cuello de botella.
“Una disminución de este tipo suele dejar huella en las características genéticas de la especie, debido a que se produce una pérdida de la variabilidad. El estudio se centró en la búsqueda de indicios de cuellos de botella recientes en la población de urogallos”, comenta Patricia Mirol, investigadora del Museo Argentino de Ciencias Naturales.
Los científicos analizaron los perfiles genéticos de muestras recolectadas a partir de ejemplares cazados en la parte occidental de la Cordillera Cantábrica desde 1958 y de plumas recogidas en la misma zona en el campo entre 1998 y 2007.
“Comparamos la variabilidad genética de fragmentos de ADN nuclear, heredado de ambos progenitores, y de ADN mitocondrial, heredado solo de la madre, y encontramos una pérdida de variabilidad genética en ambos tipos”, dice Maria José Bañuelos, investigadora de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo. “Sin embargo, esa pérdida se produjo antes en el ADN nuclear que en el mitocondrial, lo que sugiere que la población de machos se vio afectada antes que la de hembras.”
Los expertos, realizaron además simulaciones de poblaciones similares a las del estudio de urogallos y de gallos lira con una aplicación informática para descartar que otras variables hubieran afectado a la población en el campo.
“Los resultados que más se asemejaron a los observados en el estudio, fueron los obtenidos al simular una reducción del número de machos reproductores similar a la que ocasionaría una caza intensiva, lo que refuerza nuestra hipótesis”, recalca Patricia Mirol.
Consecuencias de la pérdida de variabilidad
“identificar las causas del declive del urogallo cantábrico es una cuestión clave para poder abordar medidas eficaces para su recuperación", añade Rodríguez
Rolando Rodríguez señala que la pérdida de variabilidad reduce la continuidad de la especie a medio y largo plazo, “debido a que disminuyen las posibilidades de afrontar cambios en el ambiente, como la llegada de epidemias o cambios en el hábitat”.
Los autores apuntan que este fenómeno probablemente haya sido consecuencia de los apareamientos entre parientes próximos, lo que se conoce como endogamia, un proceso que suele derivar en un descenso del éxito reproductor.
Para Carlos Rodríguez del Valle, de la Universidad de Exeter, “identificar las causas del declive del urogallo cantábrico es una cuestión clave para poder abordar medidas de gestión eficaces que contribuyan a su recuperación. Ahora sabemos que la caza de urogallos cantábricos durante el siglo pasado fue el probable origen del declive que ha llevado a la especie al borde de la extinción”.
Estos resultados apuntan además a la endogamia como una causa probable del escaso éxito reproductor de la población a principios de este siglo.
Referencia bibliográfica:
Rodriguez-Muñoz, R., Rodríguez del Valle, C., Bañuelos, M.J. y Mirol, P. “Revealing the consequences of male-biased trophy hunting on the maintenance of genetic variation”. Conservation Genetics. Doi: 10.1007/s10592-015-0747-8, 30 de junio de 2015.