Recientes y preocupantes hallazgos sugieren que en las últimas décadas las poblaciones de aves han disminuido en más del 30%, y para desarrollar estrategias efectivas y tratar revertir esta tendencia, los científicos y administradores de tierras deben comprender cuales son los principales causantes de este declive.
Así, el año pasado un estudio publicado en la revista Science informaba que entre las principales amenazas a las que se enfrenta la avifauna de nuestro planeta se encuentran la pérdida y el deterioro del hábitat, el uso de pesticidas, el desarrollo urbanístico, así como el imparable avance de la agricultura intensiva.
No obstante, los efectos del ruido y la contaminación lumínica en la salud de las poblaciones de aves se habían pasado por alto en gran medida hasta que algunos estudios recientes han mostrado que estos factores estresantes podrían tener un gran impacto en diversas especies de aves.
La contaminación acústica tuvo como efecto una menor eclosión en los nidos de gorrión común, no obstante la contaminación lumínica tuvo el efecto contrario.
Ahora una nueva investigación titulada Sensory pollutants alter bird phenology and fitness across a continent y publicada esta semana en la revista Nature, la más ambiciosa en cuanto a mesurar el impacto del exceso de luz y ruido en las poblaciones de aves realizada en todo Norteamérica, arroja nueva luz sobre esta cuestión, proporcionando una imagen del problema a nivel continental.
«Nuestro estudio ofrece la evidencia más completa de que el ruido y la luz pueden alterar profundamente la reproducción de las aves, incluso cuando se tienen en cuenta otros aspectos de las actividades humanas», declara el profesor de biología de la Universidad Politécnica Estatal de California, Clint Francis, uno de los autores principales del estudio.
142 especies de aves
Para llevar a cabo su trabajo, Francis y sus colegas examinaron la influencia del ruido y la contaminación lumínica en 142 especies de aves en América del Norte utilizando los datos recopilados de 58.506 nidos entre 2000 y 2014 por un proyecto de ciencia ciudadana llamado NestWatch.
Comprobaron la fecha de la primera puesta de huevos, el tamaño de la nidada, el éxito de la eclosión parcial, la falla de la nidada y el éxito del nido, que combinaron con datos geoespaciales sobre ruido antropogénico y contaminación lumínica.
A mayores tasas de contaminación lumínica eclosionaron los polluelos de camachuelo mexicano adelantaron su eclosión, no obstante esta tasa también afecto de manera directa disminuyendo el número de huevos eclosionados.
Las aves programan su reproducción para que coincida con la disponibilidad máxima de recursos para alimentar a sus crías, sincronizando sus ciclos con los ritmos circadianos y las horas de luz del día y así reproducirse aproximadamente en la misma época cada año.
Los investigadores encontraron que la contaminación lumínica hace que las aves comiencen a anidar hasta un mes antes de lo normal en ambientes abiertos como pastizales o humedales y 18 días antes en ambientes boscosos, cuya consecuencia podría traducirse en la una falta desincronización entre la eclosión de las crías y la disponibilidad de alimento; es decir los polluelos hambrientos pueden nacer antes de que su comida esté disponible, lo que puede influir decisivamente en la supervivencia de los mismos.
El cambio climático entra en la ecuación
Sin embargo, esta situación también puede verse afectada por el cambio climático. A medida que el planeta se calienta, la comida de las aves está disponible antes, y así, las aves que mantienen sus ciclos y periodos de reproducción históricos suelen tener menos polluelos de los cuales, además, menos suelen salir adelante debido a que el alimento del que dependen ya no está disponible.
Pese a ello, los investigadores realizaron un hallazgo que les sorprendió: «descubrimos que algunas aves que adelantaron el tiempo de su reproducción en respuesta al aumento de la contaminación lumínica en realidad tuvieron un mayor éxito reproductivo«, informa Francis. «Una interpretación probable de esta respuesta es que la contaminación lumínica en realidad permite que estas aves ‘se pongan al día’ con el cambio hacia una disponibilidad más temprana de alimentos debido al cambio climático».
A mayores tasas de contaminación lumínica y ruido eclosionaron menos huevos de golondrina verdemar. En última instancia, la exposición elevada a la luz se asoció con una fuerte disminución en el éxito general del nido.
Luz y ruido: adaptaciones y reacciones de la vida aviar
Los investigadores profundizaron en más detalles sobre 27 especies en busca de rasgos físicos que pudieran explicar las variaciones en las respuestas de las distintas especies a la luz y el ruido. Así, la capacidad de un pájaro para ver con poca luz y el tono de su llamada se relacionaron con las respuestas de las especies a la contaminación lumínica y acústica, respectivamente.
Cuanta más luz es capaz de absorber el ojo de un pájaro, más modularon las especies su tiempo de reproducción a principios de año en respuesta a la contaminación lumínica La contaminación acústica, por su parte, retrasó la anidación de las aves cuyos cantos tienen una frecuencia más baja y, por lo tanto, son más difíciles de escuchar a través del ruido humano.
El éxito de las nidadas de los azulejos de garganta azul incremento positivamente con el incremento de la contaminación lumínica.
El estudio es un primer paso hacia un objetivo más amplio de desarrollar un índice de sensibilidad a la luz y al ruido para todas las aves de América del Norte y crear un índice que permitiría a los administradores y conservacionistas tomar referencias cruzadas de múltiples rasgos físicos de una especie para evaluar cómo le afectarían factores como la contaminación lumínica y acústica; un paso más para intentar armonizar el desarrollo humano con la conservación de la naturaleza.
Los autores concluyen que el ruido y la luz generados por el hombre pueden afectar la reproducción y la aptitud de las aves, ya que las aves de hábitats cerrados muestran una mayor sensibilidad al ruido y la luz que las de los hábitats abiertos, lo que subraya la necesidad de considerar estos contaminantes al implementar nuevos planes de conservación de la biodiversidad.
Fuente: Héctor Rodríguez / National Geographic,
Artículo de referencia: https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/adaptacion-aves-a-luz-y-ruido_16071,