Fomentar el trabajo en red y el reconocimiento del trabajo de los bosques modelo en el proceso de construcción e implementación de políticas forestales y normativas fueron, entre otras, algunas de las conclusiones fruto del análisis y debate surgido en el seno del I Congreso Iberoamericano de Bosques Modelo, celebrado en Soria.
Las reuniones y mesas de trabajo desarrolladas en el I Congreso Iberoamericano de Bosques Modelo ya han dado sus primeros frutos: una serie de conclusiones que se trasladarán a los organismos e instituciones competentes en materia de políticas, innovación, cooperación y sostenibilidad local.
Los más de 150 asistentes al congreso participaron activamente en las diferentes mesas de trabajo, además de conocer a lo largo de toda la semana las más de 100 comunicaciones de expertos internacionales en materia forestal y medioambiental, entre otros ámbitos.
Bosques Modelo como espacios de gobernabilidad participativa
En la mesa de trabajo sobre Políticas se decidió proponer a los gobiernos competentes en desarrollo rural “que promuevan los bosques modelo como espacios de gobernabilidad participativa que responsabilizan a los actores locales de su propio desarrollo”. Esto se traduce en que las instituciones y administraciones políticas contemplen la posibilidad de considerar a los bosques modelo “como plataformas de aplicación de los compromisos nacionales e internacionales en los territorios, entendiendo que permiten la armonización intersectorial a nivel local”.
En un sentido más amplio, esta propuesta se traslada en el ruego a los gobiernos nacionales para que promuevan la relevancia política de la Red Iberoamericana de Bosques Modelo (RIABM), mediante el reconocimiento por la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, así como de la Comisión Forestal para América Latina y el Caribe (COFLAC), de la FAO.
A juicio de los participantes en esta mesa, los bosques modelo “constituyen una plataforma extraordinaria para el desarrollo del sector forestal a nivel mundial, para garantizar su sostenibilidad, y para desarrollar soluciones concretas al gran reto global de la convivencia entre comunidades humanas y uso sostenible de los recursos forestales de su territorio”. En esta línea puede enmarcarse la recomendación de que se vinculen los bosques modelo a los Programas Forestales Nacionales, así como que se habiliten los instrumentos jurídicos que permitan canalizar los fondos procedentes de organizaciones internacionales o de otros donantes a los Bosques Modelo.
Bosque Modelo como marca La mesa temática de Innovación señaló la idoneidad de que la marca ‘Bosque Modelo’ sea desarrollada con el fin de obtener fondos para aplicar innovación, entendiendo ésta como un “cambio del proceso actual”. El grupo también destacó la importancia de los bosques modelo para mejorar la gestión de la biodiversidad y la calidad de vida de sus habitantes. En este sentido, se subrayó la capacidad de los bosques modelo para utilizar herramientas e instrumentos tecnológicos y aprovechar la estructura de red para conectar necesidades y producir innovación en el conjunto.
Bosque Modelo como garante de un desarrollo local más ético
En lo que respecta a la mesa sobre Sostenibilidad Local, sus participantes incidieron en la capacidad de los bosques modelo para rescatar y tomar como base el conocimiento local (poniendo así en valor el bagaje cultural y las costumbres, para construir el currículo formal y no formal con que se educan los jóvenes en cada bosque modelo).
El grupo también destacó que la plataforma bosque modelo permite una mirada más ética de la intervención en el desarrollo local: hacer participes a todos, reconocer y aceptar que cuando se interviene hay toda una historia y conocimiento que valorar. A juicio de los participantes en esta mesa, el concepto de bosque modelo permite que las comunidades logren su propio desarrollo bajo el lema “aprender haciendo y hacer aprendiendo”.
La RIABM como conexión idónea entre agentes de cooperación
Por su parte, el grupo de trabajo sobre Cooperación destacó algunos aspectos centrales: la identificación común de necesidades y agenda entre demandante y oferente de cooperación; el papel de la RIABM como conexión idónea entre ambos agentes, y la necesidad de fortalecer la cooperación sur-sur dentro de la Red. Igualmente, se recomendó que la intervención en cooperación debe “traerse a terreno” con base en indicadores micro (local) y no sólo tomar como base los indicadores globales de pobreza, si lo que se desea es actuar con efectividad. Según los expertos que participaron en esa mesa temática, la cooperación debe responder a las necesidades de las agendas locales basadas en sus líneas estratégicas: buscar una adaptación y flexibilidad de ida y vuelta.