En concreto, la medida afecta a los mamíferos ungulados, entre los que se encuentran los elefantes, las jirafas, los hipopótamos, los camellos, los rinocerontes y antílopes, y supone "flexibilizar" unas normas hasta ahora "muy estrictas", en palabras de la Comisión Europea.
Bruselas espera que al relajar estas normas sea más sencillo importar con garantías ejemplares de especies en peligro de extinción, para poder integrarlos en programas de conservación. El Ejecutivo comunitario confía en que, además, este cambio en el enfoque comunitario permita luchar más eficazmente contra el tráfico ilegal de animales protegidos.
Con los cambios adoptados, la UE se asegura de que los animales importados no se destinarán a la cadena alimentaria, sino que se limitará su destino "a la educación, la exhibición pública, la conservación de las especies y otros fines científicos", según ha explicado la Comisión en un comunicado.
A cambio de flexibilizar los criterios de importación, los Estados miembros solo podrán autorizar la entrada de estos animales si han estado en estructuras protegidas por las autoridades del país de origen.
Los ejemplares importados deberán contar con las pruebas específicas y certificados adecuados, además de pasar por los centros autorizados por los servicios veterinarios para garantizar que cumplen "estrictamente" con las cuarentenas y las medidas de bioseguridad que exige la UE.