Se trata de unos organismos que se han introducido intencionalmente o accidentalmente fuera de su hábitat natural, y se consideran "invasores" si tiene efectos negativos sobre el entorno. Si se da este caso, las poblaciones de especies nativas pueden sufrir una devastación.
"La evidencia muestra que en un número creciente de casos de especies exóticas invasoras pueden causar incluso daños en la salud humana y en la sociedad", ha explicado en un comunicado la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés), recogido por la plataforma Sinc.
De hecho, en Europa se estima que hay más de 10.000 especies exóticas y, al menos, el 15% de ellas tienen un impacto ecológico o económico negativo. Sin embargo, otras especies no autóctonas puede traer grandes beneficios. "La razón más común para introducir especies es la horticultura, mientras que otras entran en nuevas áreas por la agricultura, la caza y la pesca, o como animales de compañía", ha destacado el informe.
El cambio climático influye en la propagación
Asimismo, según los informes, el aumento del comercio y el turismo en las últimas décadas puede haber dado lugar a un número creciente de especies exóticas. Además, el cambio climático también juega un papel en la propagación de estas especies, lo que provoca que algunas áreas sean más favorables para la proliferación de determinadas plantas y animales.
"En muchas zonas, los ecosistemas están debilitados por la contaminación, el cambio climático y la fragmentación. Las especies exóticas invasoras aumentan su presión sobre el mundo natural, y son extremadamente difíciles de restituir", ha asegurado la directora ejecutiva del EEA, Jacqueline McGlade.
En este sentido, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, de las 395 especies europeas nativas en peligro crítico de extinción, 110 están en peligro a causa de la invasión de especies exóticas.
Ahora bien, para los seres humanos, uno de los efectos más peligrosos de las especies exóticas invasoras es que sean portadoras de una enfermedad. Por ejemplo, el mosquito tigre se ha vinculado a más de 20 enfermedades, como la fiebre amarilla y la fiebre de chikungunya. En Europa ha llegado principalmente a través del comercio intercontinental de neumáticos usados, y es frecuente en varios países del sur, especialmente Italia.
"El cambio climático también está permitiendo la propagación hacia el norte de la ambrosía común, una planta originaria de América del Norte. Las semillas llegaron a Europa mezcladas en los cereales destinados a la alimentación de las aves. Esta planta es un potente activador de la fiebre del heno y otras alergias", ha zanjado el estudio.