Los ecosistemas terrestres están dando señales de saturación
El calentamiento global provoca que estos ecosistemas sean cada vez menos productivos, especialmente durante las olas de calor. Un estudio publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, y liderado por el investigador del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) Josep Peñuelas, concluye que la menor productividad y la desaceleración de la captación de carbono provocarán un cambio de escenario.
Gracias a los ecosistemas terrestres, anualmente se retira cerca de un tercio de las emisiones de dióxido de carbono que generamos los humanos con el uso de los combustibles fósiles, la industria y el cambio de usos del suelo. "Si las emisiones humanas siguen aumentando y los ecosistemas cada vez son menos eficientes en retirar el carbono, pasaremos de un escenario donde el exceso de CO2 ya no actuará tanto como un fertilizante que favorece el crecimiento de la vegetación, hacia un período donde la mayor cantidad de carbono atmosférico acelere el calentamiento global", explica Peñuelas.
De hecho, "no sólo los ecosistemas podrán secuestrar cada vez menos carbono, sino que éste permanecerá menos tiempo en las plantas y los suelos y será devuelto antes a la atmósfera", añade Jordi Sardans, coautor e investigador del CREAF.
Medidas de mitigación
Los ecosistemas actúan como un tampón con la captura del carbono que ayuda a frenar los efectos del incremento de CO2 y a reducir los impactos del cambio climático. Pero actualmente la falta de otros nutrientes, como el potasio y sobre todo el fósforo, y los cambios en el clima empiezan a ser unos obstáculos insalvables y limitan el crecimiento de las plantas. "La disponibilidad de nutrientes en el futuro será la que marque la capacidad de la vegetación para retirar el carbono de la atmósfera", señala Peñuelas.
"La severidad de fenómenos climáticos como las sequías también son especialmente negativas para la productividad de las plantas, sobre todo si ocurren en períodos de crecimiento de la vegetación", añade Jofre Carnicer, autor del estudio e investigador del CREAF. De hecho, un calentamiento global de 2 ºC no incrementaría mucho la frecuencia de olas de calor. Pero con un incremento de 3 ºC, veranos tan calurosos como el de 2003 se producirían cada tres o cuatro años, lo que afectaría la captación de carbono de los bosques mucho más que hasta ahora.
Durante el 2015 hubo grandes incendios en el sudeste asiático, blanqueamiento del coral en Australia, sequías en África e inundaciones en Sudamérica asociadas a un Niño histórico, alimentado por las temperaturas récord y que ilustran esta transición hacia un mundo más cálido. Por lo tanto, "debemos conocer mejor los impactos del cambio climático y saber qué medidas de mitigación hay que aplicar para cumplir los acuerdos de la COP21 sobre el aumento de temperatura del planeta", concluye Peñuelas.