Pasados los fríos, en estos primeros días de primavera los osos están saliendo ya de sus oseras y retoman su actividad. Este invierno los osos han optado mayoritariamente por hibernar, e incluso los grupos familiares que seguían los equipos de la Fundación Oso Pardo (FOP), que otros años no hibernaban, dejaron de ser localizados a lo largo de los meses invernales más fríos.

El otoño pasado fue muy rico en alimento, contando especialmente con una excelente cosecha de hayucos, los nutritivos frutos de las hayas, que ha facilitado el buen estado físico de los osos al inicio del invierno y su opción por una tranquila hibernación.

Cabe recordar que cuando los osos hibernan, entran en un estado de dormición que hace descender su ritmo cardiaco desde 40-50 hasta unas 10 pulsaciones por minuto, el ritmo respiratorio baja a la mitad y la temperatura se reduce en 4 ó 5 grados, manteniendo las constantes funcionales gracias a la energía proporcionada por las reservas grasas acumuladas en otoño.

Para hibernar buscan cuevas, o las excavan, en lugares poco accesibles a salvo de las molestias humanas. Es muy importante mantener las zonas de oseras al margen de las actividades humanas en invierno para evitar interferir en el sueño invernal o en los partos de las osas.

Las osas paren en enero en las oseras, de uno a tres oseznos, que pesan 400 g al nacer y estarán alimentándose de la leche materna sin salir al exterior hasta abril o mayo, cuando ya pesan 4 o 5 kg.

Los osos salen de la hibernación

Este año, activos de nuevo, los osos se encuentran en excelentes condiciones físicas e incluso algunos excepcionalmente gordos, como el gran macho que se ve en las imágenes grabadas por los equipos de la FOP. Los osos buscan ahora carroñas de ciervos y rebecos muertos por las nevadas y hierbas tiernas y raíces, y se preparan para el periodo de celo que tendrá lugar en los meses de abril y mayo.



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