Un grupo de científicos de EEUU ha encontrado enterrado bajo el glaciar Taylor, en zona antártica más próxima a Australia, una comunidad de microbios capaz de sobrevivir en condiciones extremas, ya que se alimentan de hierro. Durante 1,5 millones de años, la Antártida es un lugar inhabitable, frío, cuatro veces más salada que el agua del mar, en superficie tiene una capa de hielo de 400 metros de grosor por lo que no tiene luz ni oxígeno y se encuentra a 10 grados bajo cero.
Este ecosistema extremo, que ha evolucionado a lo largo de cientos de miles de años, podría ser según los investigadores un modelo en la Tierra de posibles formas de vida extraterrestres.
El estudio, publicado ayer en la revista Science, apunta que estos microbios son un perfectos para comprender cómo funcionaban los ecosistemas microbianos terrestres de hace millones de años y para aventurar los mecanismos metabólicos de los microorganismos que podrían habitar los polos de Marte y los océanos congelados de Europar.
Dirigidos por la microbióloga de la Universidad de Harvard Jill Mikucki, encontraron estas bacterias, dominadas por la Thiomicrospira arctica, cuando estudiaban las Cataratas de Sangre, una peculiar mancha rojiza en el glaciar Taylor, conocida desde hace un siglo.
"Es como haber encontrado un bosque que nadie ha visto durante 1,5 millones de años", explica Ann Pearson, coautora del estudio. Esta cápsula del tiempo, a juicio de los científicos, también servirá para explicar cómo era la vida cuando la Tierra se convirtió en una gigantesca bola de nieve, hace cientos de millones de años.
La dieta de estos microbios
El análisis químico de los microorganismos expectorados por la Catarata de Sangre muestra que se han adaptado a respirar el hierro filtrado por el suelo rocoso bajo el glaciar Taylor. Las bacterias, sin luz que posibilite la fotosíntesis, metabolizan el hierro gracias a los sulfuros presentes en la piscina, que funcionan como catalizadores y facilitan la transformación química.