Nueva metodología para la gestión a largo plazo en los ecosistemas forestales
“La gestión forestal presenta una naturaleza dinámica que hace muy difícil hacer una evaluación a largo plazo que tenga en cuenta todas estas variables”, explican Luis Díaz Balteiro, investigador del Grupo de Investigación en Economía y Sostenibilidad del Medio Natural de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y del Medio Natural de la UPM y Marta Pardos, del INIA-CIFOR, dos de los autores del estudio. “Nuestra propuesta agrega un conjunto de indicadores a lo largo del tiempo a los servicios ecosistémicos con el objetivo de obtener la alternativa de gestión más adecuada”, añaden.
Los expertos de la UPM tomaron como modelo el Pinar de Valsaín, situado en la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama, en el término municipal del Real Sitio de San Ildefonso (Segovia), cuya gestión evaluaron para un período de 100 años. Para ello, se han definido indicadores correspondientes a cinco servicios ecosistémicos distintos. Dichos indicadores se han calculado cada veinte años a lo largo del tiempo de planificación elegido (100 años). Para ello se empleó un modelo híbrido de dinámica forestal (PICUS) desarrollado en la Universidad de Viena y se consideraron seis escenarios climáticos: el clima actual y cinco escenarios donde se producen distintas variaciones de la temperatura y las precipitaciones a lo largo de ese lapso de tiempo.
En su trabajo, los investigadores valoraron tres alternativas de gestión forestal: la gestión actual; una gestión centrada en favorecer estructuras más diversas, que promueve la producción de madera, pero mantiene la multifuncionalidad; y la gestión que habitualmente se emplea en los Parques Nacionales en España, y que a priori implica no realizar cortas en estas masas.
La importancia de los stakeholders
El estudio tuvo en cuenta cinco servicios ecosistémicos (producción de madera, captura de carbono, conservación de la biodiversidad, aspectos recreativos y calidad del hábitat para las especies cinegéticas). Para medirlos se definieron inicialmente ocho indicadores distintos, que se redujeron a cinco (uno por servicio) después de aplicar un análisis de correlación. La agregación de los indicadores se logró gracias al uso de modelos binarios de programación por metas, una vez que se normalizaron las unidades respectivas de cada indicador y se introdujeron las preferencias de distintos actores implicados (“stakeholders”) considerados en este análisis.
“Contactamos con 43 actores implicados o stakeholders, obteniendo 34 encuestas que se agruparon en cuatro grandes grupos: propietarios forestales, grupos ecologistas, cazadores y empresas forestales”, explica Díaz Balteiro. “En un primer análisis, las preferencias de dichos stakeholders se agregaron utilizando la media aritmética de las mismas. Sin embargo, a continuación se realizó un análisis de sensibilidad para aislar la importancia de cada uno de los stakeholders en lo que se refiere a gestión del caso de estudio”, añade.
El trabajo de los investigadores de la UPM y del INIA-CIFOR pone de manifiesto que las preferencias de los stakeholders son un importante factor a tener en cuenta en la gestión de los ecosistemas. “En la aplicación al Pinar de Valsaín el modelo permitió comprobar cómo la mejor alternativa de gestión es muy consistente ante modificaciones del escenario de cambio climático. Sin embargo, cuando en el modelo se introducen los pesos preferenciales de algunos de los grupos considerados, los resultados se pueden modificar de forma notable”, aseguran.
La importancia del trabajo desarrollado radica en su aplicabilidad a todos los ámbitos de gestión en los que se deben considerar diversos objetivos y escenarios, pero sobre todo, en que se convierte en una herramienta para diseñar planes de gestión óptimos que tienen en cuenta las posibles consecuencias del cambio climático.
“Nuestra propuesta tiene una elevada importancia social debido a las controversias que genera la adopción de medidas ligadas a la mitigación del cambio climático en sectores como el forestal. En este ámbito y en el de los recursos naturales en general, esta metodología permite diseñar escenarios óptimos que permitan anticiparse ante las consecuencias de un hipotético cambio climático, adaptándose también al resto de necesidades”, concluyen los investigadores del estudio.