Parece un pez recién salido de una fiesta de pintura. O de una de esas carreras «Holi Run» en las que más importante que ganar o perder es acabar con el cuerpo lleno de colores. Es, en cualquier caso, la última especie de pez conocida. Y la más sorprendente de todas por sus deslumbrantes colores.
El ejemplar, perteneciente a la familia de los peces de arrecife, ha sido descubierto por un equipo de la Academia de Ciencias de California en el remoto archipiélago brasileño de San Pedro y San Pablo, a 400 pies de profundidad. Ha sido bautizado como Tosanoides aphrodite, en recuerdo a Afrodita, la diosa del amor y la belleza que hechizó a los antiguos dioses griegos.
Porque esa es la sensación que ha causado en sus descubridores, que se sienten «hechizados» por una gama de colores y, sobre todo, una intensidad, que no habían descubierto hasta ahora en peces de este tipo, que tienden a ser, como mucho, rosados o rojizos, pero nada parecido a semejante despliegue cromático.
Pez de brillantes colores
«Este es uno de los peces más bellos que he visto», asegura Luiz Rocha, investigador de la Academia y co-líder de la iniciativa ‘Hope for Reefs’, en declaraciones recogidas por la web de ciencia Dicyt, que da cuenta del hallazgo. «Fue tan fascinante que nos hizo ignorar todo lo que lo rodeaba», añade.
El descubrimiento, publicado en la revista ‘Zookeys’, resalta las enormes diferencias con ejemplares de especies similares, lo que da un especial valor a «Afrodita». «La luz roja no penetra en estas profundidades oscuras, haciendo que los peces sean invisibles a menos que se los ilumine con una luz como la que llevamos mientras buceamos», subraya Hudson Pinheiro, otro de los coautores.
Los machos de esta nueva especie están equipados con rayas rosadas y amarillas alternadas, mientras que las hembras lucen un sólido color naranja. Usando un microscopio, el equipo contó las aletas y midió la longitud de la columna vertebral. El análisis de ADN reveló que la nueva especie es el primer miembro de su género que habita el Atlántico.
El nuevo habitante de las profundidades vive en una de las zonas del océano aún por explorar, hábitats de coral que se extienden a través de una angosta banda de océano de 200 a 500 pies de profundidad y en los que los animales viven en oscuridad parcial.
La investigación, según detalla Dicyt, forma parte de la iniciativa ‘Hope for Reefs’,con la que el equipo de la Academia y sus colaboradores están explorando esta frontera desconocida con la ayuda de equipos de alta tecnología que les permiten a extender su tiempo de investigación bajo el agua.
Fuente: La Razón / Ernesto Villar,
Artículo de referencia: https://www.larazon.es/sociedad/medio-ambiente/el-pez-que-salio-de-una-holi-run-MC20007812,