La población pirenaica de Ursus arctos, actualmente amenazada, cuenta con sólo unos 20 individuos que sobreviven en dos grupos aislados.
Los científicos, que han publicado sus resultados en la revista Journal of Applied Technology, han llevado a cabo un análisis de la aptitud del hábitat a dos escalas espaciales. Debido a los escasos datos disponibles sobre la especie en los Pirineos y la poca fiabilidad de los modelos de hábitat existentes, los investigadores se han servido de la información de la cercana población de oso pardo cantábrico.
Según el modelo a una escala amplia, los Pirineos tienen una buena calidad de hábitat para los osos, que prefieren las zonas forestales con alta conectividad y terrenos accidentados con matorral. Además, evitan aquellas regiones con mayor impacto de la acción humana.
“El modelo a escala local, compatible con el de escala más amplia, sí muestra que los osos sufren un conflicto entre los recursos alimenticios, más escasos a altitudes elevadas, y la presencia humana, más elevada a altitudes bajas”, indica el investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana Eloy Revilla.
Para los científicos, identificar hábitats capaces de albergar pequeñas poblaciones en peligro de extinción es relevante a la hora de preservar áreas clave en caso de un aumento potencial del número de individuos. En este trabajo, la combinación de dos escalas les ha permitido identificar áreas que deben ser prioritarias para los gestores de la conservación.
El estudio aplicado al oso pardo podría emplearse en la gestión de otras especies amenazadas. “Este trabajo muestra cómo un enfoque de escalas anidadas, combinando extensos datos de una población diferente y datos a escala local, puede ayudar en el manejo de pequeñas poblaciones con escasa disponibilidad de datos”, agrega Revilla.