Detectar acústicamente las tortugas marinas utilizando para ello un sónar de barrido lateral. Este es el objetivo de un proyecto en el que trabajan desde hace ocho meses investigadores de la Universitat Politècnica de València y del Ocenogràfic.
Los sónares y ecosondas se utilizan habitualmente para detectar y cuantificar bancos de peces, llegando incluso a identificar especies. Sin embargo, apenas hay trabajos en los que se estudien las tortugas con estas herramientas. Ahora, un equipo del Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras (IGIC) del campus de Gandia de la UPV ha desarrollado una nueva configuración para un sónar de barrido lateral, así como el procedimiento de medida y análisis de los datos obtenidos y simulaciones numéricas, que permite describir cuál es el “eco acústico” procedente de la tortuga.
Según explica Isabel Pérez, investigadora del IGIC de la UPV, el sónar de barrido lateral suele emplearse para detectar objetos situados sobre el fondo marino. “El procesado de los datos que registra proporciona una imagen del mismo, que se forma a partir de de las sombras de los objetos que conforman un cierto relieve en el fondo. Esta configuración se ha probado con tortugas pero todo indica que los resultados no son demasiado buenos, e incluso cuando se da la presencia de tortugas sobre el suelo éstas suelen confundirse con rocas”, apunta la investigadora de la UPV.
La configuración propuesta por el equipo del IGIC sitúa el emisor desde casi la superficie, orientando el haz como una cortina por debajo de la misma. “Observamos los datos acústicos antes de recibir el primer eco del fondo; de este modo, nuestra propuesta permitiría detectar ejemplares que se encuentren no sólo sobre tierra sino las que se encuentren nadando en la columna de agua, algo totalmente novedoso”, apunta Isabel Pérez.
Para la investigadora, caracterizar la respuesta acústica de las tortugas y distinguirla de la de otras especies permitiría identificar, localizar y contar a los individuos “proporcionando por tanto una herramienta que contribuiría a la realización de censos tortugas marinas -estos censos se hacen en la actualidad a partir de los datos de capturas accidentales y de avistamientos aéreos”.
Primeras medidas
Los investigadores de la UPV han realizado ya las primeras medidas que recogen señales acústicas de tortugas vivas nadando en mar abierto, aprovechando sueltas de animales recuperados por parte del ARCA del Mar del Oceanogràfic de València. En esas primeras pruebas contaron la colaboración de l’Ajuntament de Dénia,, la Universidad Católica de Valencia y la Consellería de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente que además proporcionó todos las autorizaciones necesarias para trabajar con estos animales protegidos.
En el Mediterráneo el único intento de detección por medios acústicos de tortugas no fue capaz de detectar ninguna tortuga viva. “Nuestro estudio está en una fase inicial; hasta ahora, hemos comprobado que efectivamente las tortugas son un “blanco” muy adecuado para utilizar técnicas de acústica submarina para su detección”, apunta Isabel Pérez.
“La utilización de esta metodología de detección de las tortugas marinas mediante acústica activa puede resultar una herramienta muy valiosa tanto para la detección temprana como para obtener las primeras estimaciones del número de estos animales en lugares de alta concentración como las playas de puesta”, destaca José Antonio Esteban, responsable del Departamento de Investigación del Oceanogràfic.
¿Cómo funciona la sonda?
La ecosonda emite, captura y procesa los ecos producidos, cuya intensidad depende del tamaño y número de los peces, por ejemplo, pero también de la especie, porque su constitución es un elemento fundamental a la hora de dispersar el sonido. “En el caso de la tortuga se espera que su especial anatomía (caparazón, pulmones, etc.) procure un eco mayor que el producido por grandes peces y diferente en su estructura del que produciría un delfín u otros mamíferos marinos”, explica Isabel Pérez.