Poco se sabe sobre el pez vivo más grande del mundo, el tiburón ballena, que alcanza los 12 metros de longitud. Pero un grupo de científicos del Instituto de Investigación Tropical del Smithsonian (STRI) han conseguido rastrear a una hembra de la especie desde el océano Pacífico oriental hasta el oeste del Indo-Pacífico durante 20.142 kilómetros. Se trata de la ruta de migración más larga jamás registrada para un tiburón ballena.
El biólogo marino de STRI, Héctor M. Guzmán, etiquetó a la hembra de tiburón ballena (Rhincodon typus) cerca de la isla Coiba, en Panamá. Esta la isla, en concreto, es la más grande de la costa de América Central y es, además, un parque nacional Patrimonio de la Humanidad. Su equipo bautizó al tiburón como "Anne". Guzmán estimó la posición de "Anne" basándose en las señales de una etiqueta de Posición y Temperatura Inteligente (SPOT) adherida al tiburón. La etiqueta solo se comunica con el Satélite de Investigación Avanzada y Observación Global (ARGOS) cuando el animal nada cerca de la superficie.
"Anne" permaneció en aguas panameñas durante 116 días, luego nadó hacia la Isla Clipperton (Francia), cerca de la Isla del Coco (Costa Rica) en su ruta hacia la Isla Darwin en Galápagos (Ecuador), un sitio conocido por atraer grupos de tiburones. 266 días después de que la etiquetaran, la señal de "Anne" desapareció, lo que indica que la hembra de tiburón se encontraba a demasiada profundidad para seguirla. Después de 235 días de silencio, las transmisiones comenzaron de nuevo, al sur de Hawái. Después de una estancia de nueve días, continuó por las Islas Marshall hasta que llegó a la Fosa de las Marianas, un cañón en el océano cerca de Guam en el Pacífico occidental.
"Los tiburones ballena se sumergen a más de 1.900 metros. Pero desconocemos qué estaba haciendo el animal en esta área", explica Guzmán. "Tenemos muy poca información sobre por qué migran los tiburones ballena: ¿Están buscando comida, buscando oportunidades de cría u otro impulso?", se pregunta el experto.
Estrechamente relacionados entre sí
Los estudios genéticos muestran que los tiburones ballena en todo el mundo están estrechamente relacionados, lo que indica que deben viajar largas distancias para aparearse. Se ha rastreado a los tiburones ballena en distancias más cortas a lo largo de rutas similares, pero este análisis constituye la migración más larga registrada hasta la fecha y la primera evidencia de una posible ruta transpacífica. Como "Anne", otros tiburones ballena parecen seguir la Corriente Ecuatorial del Norte durante la mayor parte de la migración. Las hembras grandes pueden nadar un promedio de 67 kilómetros por día.
El tiburón ballena es uno de los tres tiburones que se alimentan por filtración: plancton, huevos de pescado, kril, larvas de cangrejo y pequeños peces y calamar (y, accidentalmente, plástico, que no pueden digerir). Como tales, no se consideran particularmente peligrosos, y las compañías de turismo ofrecen la oportunidad de nadar muy cerca de ellos, como en Omán, Australia, Galápagos, México, Mozambique y las Seychelles, donde pueden reunirse más de 500 ejemplares de la especie. Pero su tamaño también atrae a los barcos de pesca. Son buscados por sus aletas, carne y dientes (utilizados para la artesanía y vendidos a los turistas). Así como por el cartílago y el aceite, "con un supuesto valor medicinal", reseña Guzmán. Los tiburones ballena juveniles a menudo también terminan como captura incidental en las pesquerías de atún y otras.
Políticas de protección
El tiburón ballena habita aguas cálidas, tropicales y subtropicales. Y se estima que alrededor de una cuarta parte de los tiburones ballena viven principalmente en el Atlántico, mientras que el resto viviría en la región Indo-Pacífico. Los tiburones ballena fueron clasificados como "En Peligro de extinción" en 2016. Durante los últimos 75 años, se estima que casi la mitad de los tiburones ballena del mundo han desaparecido. "En muchas partes del mundo tienen protección legal, pero a menudo las regulaciones no se aplican", señala Guzmán. Los datos recabados por su equipo se han empleado para diseñar y redactar políticas locales y regionales para la protección de la especie en Panamá.
La pesca, captura y venta de tiburones ballena están prohibidas en Panamá desde 2009. Y en 2014, la autoridad ambiental aprobó una resolución regulando el avistamiento de tiburón ballena en el Parque Nacional Coiba y la reserva marina Isla Canales de Afuera. "Los tiburones ballena en Coiba ya han cambiado su comportamiento para evitar la superficie y los turistas", asegura Guzmán. "Estos estudios son fundamentales a medida que diseñamos la política internacional para proteger especies transfronterizas como los tiburones ballena y otras especies marinas altamente migratorias", concluye el experto.